Explica que un virus no conoce fronteras, por lo que siempre estamos expuestos a nuevas enfermedades.
Rodrigo Sánchez Arce, investigador e integrante del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal (CEAPE), habló de la forma en que pobladores de Mesoamérica vivieron enfermedades que, por su magnitud, fueron conocidas como epidemias.
El especialista compartió que los códices antiguos, entre los que se encuentran el Chimalpopoca o el Telleriano-Remensis, y las crónicas de aquellos primeros historiadores del siglo XVI, como Fray Bernardino de Sahagún y Fray de Torquemada, permiten conocer de estos hechos que acabaron con muchos pobladores de la época.
“Se habla mucho de los mexicanos antiguos, que eran muy sanos antes de la llegada de los españoles, aunque este hecho se ha cuestionado, ya que como seres humanos en cualquier época nos enfermamos, aunque no tengamos contacto con persona de otra cultura o continente. Por ejemplo, alrededor del lago de Texcoco, desde el siglo XV, podemos hablar de enfermedades o como se le decía en aquella época, pestilencia, se enfermaban de catarro pestilente, de repente llegaban heladas extemporáneas a la cuenca del Valle de México, lo que hacía que la fauna acuática y las aves sufrieran los fríos, se morían, contaminaban la laguna y eso hacía que hubiera pérdida de cosechas y que proliferaran microorganismos propios de clima frío”, explicó.
Este tipo de catarro fue uno de los primeros en ser documentado en la historia de nuestro país, pues terminó con la vida de muchas personas. Después de la llegada de los españoles, en 1520, Francisco de Eguía fue, sin saberlo, un arma biológica que aniquiló a millones de individuos en América, ya que trajo la viruela a México, ésa fue la enfermedad de los españoles que diezmó a la población.
Agregó que remedios para las enfermedades no había, no había manera de hacerles frente, aunque está registrado que los mexicanos eran muy limpios, se bañaban muy seguido y eso fue un factor de propagación de la viruela, pues querían quitársela con el baño, pero aumentaba la comezón y la contagiaban. Algunos remedios que se conocen, aún ahora, son de herbolaria, pero no combatían como tal ese tipo de daños a la salud.
“Fue a finales del siglo XVIII, en un procedimiento que los novohispanos llamaron variorizaciones, donde sacaban la pus y se las inoculaban a gente sana para que pudiera resistir, poco a poco fueron haciendo anticuerpos a los mexicanos que posiblemente pudieron resistir a la viruela, el sarampión o la rubeola”, indicó.
La mentalidad de cuidarse llega con Juan Vicente Güemes Pacheco y Padilla, Segundo Conde de Revillagigedo, quien en 1790 obligó a las personas a la sanidad, hecho, entre otros, por el que es considerado de los mejores virreyes novohispanos.
“Hay testimonios increíbles que nos dicen que lo que hoy es el Zócalo de la Ciudad de México eran muladares y él acabó con todo eso, lo que permitió que fueran menos las enfermedades”. El investigador compartió que, en 1918, fue la pandemia de gripe española la que provocó el fallecimiento de alrededor de medio millón de personas en México.
“Ese medio millón que nos faltaba de 1918 a 1920 no fue solo por la Revolución mexicana, sino por la pandemia, aunque ya había claras medidas de sanidad parecidas a las de ahora”, reiteró.
Actualmente se llama a la gente a “no ir a cines, a teatros o a lugares de reunión mal ventilados, estornudar o toser con un pañuelo, no escupir, adaptaciones de saludos higiénicos, hacer ejercicios físicos para destruir los virus. “La situación que se vio tiempo atrás es un claro ejemplo de que un virus no conoce fronteras y que a pesar de ideologías políticas o religiosas siempre estamos expuestos a nuevas mutaciones de virus o bacterias, así que la recomendación es hacer siempre conciencia, obedecer las instrucciones que recomiendan y cuidarnos”, finalizó el especialista.