La salud puede ser un campo de inversión apetecible, pero no si el fin es curar a las personas.
La promoción de una vida productiva y útil, por encima de todo y aun a costa de aspectos de la existencia que para el ser humano son más fundamentales que eso, desde su salud hasta la pregunta por su razón de ser.
Una expresión un tanto increíble de dicha tendencia se hizo pública hace poco a través de un reporte elaborado por analistas de Goldman Sachs, una de las firmas de inversión más importantes del mundo, célebre también tanto por su participación en la crisis financiera de 2007-2011 (derivada de la especulación con fondos inmobiliarios) como por la manera en que se ha infiltrado en distintos gobiernos nacionales y organismos supranacionales.
En cierto fragmento de dicho reporte, los autores se hacen seriamente esta pregunta: “¿Curar a los pacientes es un modelo de negocios rentable?”. El contexto de la cuestión es un análisis sobre la situación actual de distintas empresas de biotecnología, entre las cuales se encuentra una, Gilead Sciences, que hace unos años desarrolló un tratamiento contra la Hepatitis C exitoso en el 90% de los casos en que fue aplicado. Tal efectividad se tradujo en ganancias económicas cuantiosas (cerca de 12.5 mil millones de dólares en el 2015), pero éstas decayeron a 4 mil millones de dólares el año pasado.
“El potencial de administrar ‘remedios totales’ es uno de los aspectos más atractivos de la terapia génicas […]. No obstante, estos tratamientos ofrecen una perspectiva muy diferente con respecto a los ingresos recurrentes frente a las terapias crónicas. Si bien la propuesta tiene un enorme valor para los pacientes y la sociedad, podría representar un desafío para los desarrolladores de medicina genómica que busquen un flujo de efectivo sostenido”.
La pregunta polémica o peculiar del reporte tiene sentido dentro de la lógica antes señalada; en efecto, si el único fin es producir sin fin ni sentido, una persona curada de una enfermedad representa una fuente menos de ingresos y ganancias. ¿Qué hay, sin embargo, de todo aquello que no es ingreso ni ganancia? ¿Qué pasa con la idea general de bienestar, decisiva para el ser humano? ¿Qué pasa con la salud tanto personal como colectiva? Y en otro sentido, ¿por qué una ganancia de 4 mil millones de dólares no puede considerarse suficiente?
Y aunque de inicio estas preguntas podrían parecernos distantes de nuestra propia vida, vale la pena tomarlas también como un motivo de reflexión para nuestras decisiones cotidianas. En este escenario, asumir la responsabilidad de la salud personal, por ejemplo, puede ser una decisión verdaderamente revolucionaria.