Los antiguos pobladores de la Cuenca de México lo llamaron ‘Axolotl’, que quiere decir ‘monstruo en el agua’.
El ajolote (Ambystoma mexicanum) es una especie emblemática de la Cuenca de México. En la mitología azteca esta especie simbolizaba el movimiento y la vida. Es un tipo de salamandra que solo existe en los 180 kilómetros de los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México.
Su relevancia cultural y biológica pone énfasis en el papel que juega la sociedad en su conjunto, en las actuales estrategias para la preservación de esta especie que está en peligro de extinción. Por esta razón, te dejamos seis datos que debes conocer sobre el ajolote.
1. Anfibio acuático con capacidad de regeneración.
El ajolote conserva características larvarias aun cuando llega a la fase adulta de desarrollo y alcanza una madurez sexual, lo que podría estar relacionado con sus características de regeneración, señala la investigadora Norma Moreno, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
En su artículo El ajolote Ambystoma mexicanum como un modelo versátil en la investigación científica las expertas Tania Porras, Maricela Villagrán y Norma Moreno exponen que desde 1768 Lazzaro Spallanzani descubrió la capacidad de regeneración de las extremidades y la cola de este anfibio, lo que marcó el principio de una larga serie de estudios de neotenia y regeneración.
También han sido llevados a otras partes del mundo. Se sabe que Alexander Von Humboldt recolectó 34 ejemplares en 1864 y los llevó a París, y debido a su adaptación a mantenerse en condiciones controladas de laboratorio se han convertido en modelo clave para la investigación de fenómenos, principalmente biológicos y médicos, como la reprogramación nuclear, la embriología de la inducción de células germinales, el procesamiento de neuronas retinianas y la regeneración.
2. ¿Cómo llegó a estas tierras?
Se considera que se estableció en la Cuenca de México durante el Pleistoceno tardío, al formarse lagos relativamente someros abastecidos por agua proveniente de ríos y manantiales, así como del deshielo de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, llegando a dispersarse a las regiones lacustres de Texcoco, Xochimilco, Chalco, y sus conexiones con Xaltocan y Zumpango, según datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
3. La mitología: ‘Monstruo en el agua’.
Probablemente las peculiaridades del ajolote llamaron la atención de los antiguos pobladores de la Cuenca de México, quienes lo llamaron ‘Axolotl’, que significa ‘monstruo del agua’.
También lo incluyeron en su mitología al encarnar la última metamorfosis del dios Xólotl, quien, según el relato del arqueólogo mexicano Alfonso Caso, a base de transformaciones pretendía confundir al verdugo y así escapar del sacrificio que pondría en movimiento el Quinto Sol, hasta que fue finalmente capturado y se le dio muerte.
Vestigios prehispánicos que se conservan hasta la actualidad, como esculturas y figuras de jade, piedra y otros materiales, ponen de manifiesto la relevancia que tuvo el ajolote en el imaginario de las épocas precolombinas. Además, los antiguos pobladores de la Cuenca de México también lo empleaban como complemento en su dieta y muy probablemente como remedio contra algunos padecimientos.
4. Podría ser la clave para cura contra el cáncer.
En un estudio de Nature, se encontró que, si se descifra la cadena de cómo se construye el genoma del ajolote -que incluye 32 mil millones de pares de bases de ADN-, es posible que se descifre su capacidad de regeneración de tejidos comentó Félix Recillas-Targa, director del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
Los ajolotes pueden regenerar músculos, huesos y hasta nervios. El investigador señaló que, si se encontrara la forma de replicar la estructura del genoma de este espécimen en el humano, sería imposible que una persona regenere una extremidad, pero sí podría ayudar a entender el proceso curativo de una herida; por ejemplo, en los tejidos, los cuales tienen un papel importante en la formación de tumores cancerígenos.
5. En peligro de extinción.
Las condiciones actuales de los canales de Xochimilco son adversas por la contaminación del agua, el crecimiento urbano, y principalmente, por la presencia de especies exóticas que han mermado la población de ajolotes, «al grado que en estos últimos años se considera una especie en peligro de extinción», explicó Rubén Rojas, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
Existen esfuerzos aislados de conservación. La Reserva Ecológica del Pedregal de la UNAM, por ejemplo, cuenta con un albergue de ajolotes. De acuerdo con el director de la reserva, el investigador Luis Zambrano, parte de lo que están haciendo con ese proyecto es tener un plan de acción en caso de que el ajolote se extinga en Xochimilco.
Con el alojamiento de estos especímenes se da inicio a una generación de albergues fuera de Xochimilco, ya que se evaluará qué tanto puede sobrevivir el ajolote en condiciones diferentes, por ejemplo, agua transparente como el río, o más turbia, como en los lagos.
6. ¿Por qué es su festejo el 1 de febrero?
El 1 de febrero de 2018, la revista científica Nature publicó el artículo The axolotl genome and the evolution of key tissue information regulators. En este se revelaron los resultados del complejo genoma del ajolote mexicano: 32 mil millones de pares de bases ADN, que representan 10 veces más respecto del genoma humano, y con lo que se convirtió en el genoma más grande que ha secuenciado la ciencia.
Debido a esto, ese mismo año, el Senado de la República decretó el 1 de febrero como Día Nacional del Ajolote Mexicano.
Con información de Revista UNAM e Instituto de Biología de la UNAM.