La flor de calabaza es parte esencial en la gastronomía mexicana. Pero, ¿qué tanto sabes de ella?
Es una de las flores comestibles más populares en México. Si visitas los mercados, las milpas o los puestos de quesadillas en las esquinas, sobre todo del centro del país, encontrarás fácilmente esta bella flor amarilla.
Son consideradas como quelites (plantas tiernas comestibles). Junto con las calabacitas, el maíz y el frijol, formaron parte de la dieta básica mesoamericana, se han cultivado en nuestro país desde hace más de diez mil años en las milpas. Los pueblos prehispánicos la llamaban ayoxochitl, que proviene de las palabras en náhuatl ayotli, calabaza y xochitl, flor.
Según el Diccionario Gastronómico Larousse, en la época prehispánica eran consumidas de una manera muy similar a como lo hacemos actualmente: picadas, entre tortillas y también en sopas.
Algunas de las maneras más comunes de cocinarlas actualmente son en quesadillas, sopas y cremas, y rellenas de queso. En la Sierra Tarahumara, los pobladores las deshidratan (este proceso es conocido como bichicori) para anticipar la escasez de alimentos en en el invierno.
Además de deliciosas, las flores de calabaza son ricas en calcio, fósforo y potasio. Se recomienda consumirlas durante el embarazo ya que complementan el ácido fólico. Asimismo, ayudan a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y a combatir la osteoporosis.
Fuente: Mexicodesconocido.com.mx