Historias de alienígenas hay muchas y muy variadas. Y es que lo queramos o no, hay una evidencia que no podemos dejar de aceptar: no estamos solos en este vasto universo…
Stephen Hawking ya nos lo ha indicado muy a menudo, aunque su advertencia de que tal vez nuestros hermanos de otros mundos no sean tan benévolos como pensamos nos llena de inquietud. Recientemente ese boletín sobre noticias alienígenas -que según la historia suele ser más prolífico en épocas de crisis- nos avisaba de que los extraterrestres habitan entre nosotros desde hace años, muchos años, y que discurren tranquilamente entre el séquito de la “Casablanca”. ¿Cómo creerlo? ¿Está la humanidad preparada para aceptar una realidad de este calibre? Seguramente no, de hecho aún nos cuesta bastante cuidar de nosotros mismos y de nuestro planeta, somos una civilización quizá demasiado primitiva todavía como aceptar que seres de otros mundos pueden estar viviendo entre nosotros… o vigilándonos.
De entre todas las historias relativas a aliens hay una que nos ha acompañado siempre, desde que entramos en esta llamada era moderna tras el fin de la segunda guerra mundial. Se trata nada más y nada menos que del incidente Roswell, acaecido el 2 de julio del 1947 en la llamada Área 51. ¿Te gustaría refrescar un poco la memoria sobre aquel trascendente evento? ¿Quieres saber en qué punto se encuentra la historia? No te lo pierdas, no tiene desperdicio.
UNA NAVE ESTRELLADA EN MEDIO DEL DESIERTO.
La noche de 2 de julio del 1947 un objeto luminoso y plateado atravesó el cielo de Nuevo México en dirección noroeste, se trataba de una nave de forma ovoide envuelta por una luminosidad espectacular que vieron numerosos testigos. Al día siguiente, Marc Brazel, el capataz de un rancho cercano, salió a dar su paseo diario de todas las mañanas, cogió su caballo y empezó a cabalgar comprobando que todo estaba en orden y llevando al mismo tiempo sus ovejas a pastar.
Pero aquel no fue un día como los demás… encontró los restos de lo que parecía una aeronave. No dudó en cogerlos, sorprendiéndose de pronto de sus resistencia, flexibilidad y de lo poco que pesaban, podía sostener en sus manos una pieza de gran calibre sin notar apenas su peso.
La explicación dada por las autoridades día después era que uno de sus globos para estudiar el clima había sufrido un fallo técnico y se había estrellado. Una pieza de un proyecto para estudiar el tiempo denominado “Mogul”. El incidente se cerró con esa puntualización y nadie volvió a darle importancia hasta que tres años después, un periodista local que investigó el caso empezó a publicar nuevas noticias que desacreditaban aquella explicación… poco a poco se sumaron a las investigación testigos y otros científicos, personas todas ellas que fueron amenazadas e incluso atacadas por hombres del gobierno advirtiéndoles de que debían guardar silencio. No pudieron hacerlo peor. Fue precisamente ese hermetismo y las amenazas por “no hablar sobre lo ocurrido en el Área 51” lo que encendió la chispa. Y el efecto fue imparable.
LAS AUTOPSIAS.
Las nuevas teorías no tardaron en aparecer: lo que se vio aquella noche no era un globo sonda climático, sino una nave alienígena, una nave tripulada por varios seres que fueron derribados por un misil norteamericano. Los cuerpos se encontraron aún con vida, agonizantes en las arenas del desierto, una oportunidad que los científicos de la AEC 51 no dudaron en recoger para investigar.
Es, desde luego una teoría difícil de creer, pero las pruebas no tardaron en aparecer, años después se filtró una inquietante cinta de vídeo donde se registraba todo el proceso de la autopsia y la investigación de aquellos seres menudos, pálidos y de cabezas abombadas que infundían en el espectador una mezcla de pavor, estremecimiento y piedad.
El vídeo está ya al acceso de todo el mundo, es público desde hace años y tiene tantos seguidores como detractores, y es que para muchos no es más que una pantomima de serie B.
LOS ARCHIVOS DESCLASIFICADOS DE LA C.I.A.
No hace mucho que llegó hasta nosotros el informe de los Archivos de Seguridad Nacional desclasificados por la CIA , puestos a disposición del público desde el 2011. La versión “alien” de lo sucedido en el Área 51 a finales de los años 50 hace tiempo que perdió fuerza.
En aquellos años el gobierno de los EEUU se encontraban realizando una serie de experimentos secretos con tal de desarrollar nuevas aeronaves para el ejército. Se trataba del programa U-2. Una aeronave que volaba tres veces más alto que los aviones ordinarios, una ingeniería puntera con la que solían ensayar justo al anochecer, arrancando espectaculares colores en el cielo que solían atraer irremediablemente la atención de los nativos de aquellas tierras. Se trataba pues de aviones nunca vistos hasta entonces, y casi ni imaginados, proyectos aeronáuticos que el ejército necesitaba mantener en secreto apoyándose en esas cortinas de humo que tan bien aderezaban las historias sobre criaturas de otros mundos.
LA REVELACIÓN DE BILL CLINTON.
El presidente Clinton siempre fue famoso por su curiosidad. Una vez llegó a la Casablanca pidió poder visitar el Área 51 para averiguar qué se sucedía allí, deseaba comprender a qué se debían también las grandes inversiones puestas en aquel desierto perdido de México. Nadie le puso objeción alguna. ¿Y qué fue lo que Bill Clinton contó posteriormente a la prensa? Sencillo. “Que se había aburrido mucho”. En el Área 51 se llevan a cabo las más tediosas tareas de defensa, investigaciones en ingenierías que nada tenían de extraño o sobrenatural.
Pero eso sí, a todos los presidentes se les ha obligado a una cosa una vez ganan su mandato, ya sea republicano o demócrata: El Área 51 no está obligada a hacer públicos sus informes.
La puerta pues sigue abierta para las especulaciones y los rumores. Pero, ¿Qué sería de este mundo sin las teorías conspirativas y las historias de alienígenas?