En ocasiones las personas tenemos la necesidad de salir de la rutina y explorar el mundo que hay más allá de nuestras casas u oficinas.
Lamentablemente, aunque a la mayoría de nosotros nos gustaría estar viajando todo el tiempo, hay muchos factores que nos lo impiden; uno de ellos es el dinero, no obstante, si te encuentras en la CDMX o cerca de ella, puedes visitar estos maravillosos destinos sin tener que gastar mucho.
Malinalco, Estado de México.
La arquitectura colonial y prehispánica se funden en este lugar lleno de historia y tradiciones; si tienes buena condición física puedes escalar hasta la cima del monte de los ídolos para dejarte sorprender por el sitio arqueológico que ahí se encuentra. Gracias al mirador tendrás una vista hermosa de todo el valle.
Tepoztlán, Morelos.
Famoso por sus deliciosas nieves, este es el lugar tranquilo para las personas que quieren pasar un día relajado lejos del ajetreo al que están acostumbrados en las ciudades. Tepoztlán es un sitio que puedes recorrer caminando o en bicicleta. En lo alto del Cerro del Tepozteco hay un misterioso recinto arqueológico que debes conocer.
Aculco, Estado de México.
Además de que sus pobladores son demasiado alegres y amigables, esta localidad te encantará por sus calles y construcciones de estilo colonial, casi todas pintadas de blanco; por eso es considerado uno de los pueblos más bellos del Estado de México. No olvides darte una vuelta por alguna de las tiendas de deliciosos quesos típicos de esta localidad.
Mineral del Chico, Hidalgo.
Gracias a la actividad minera que caracterizó a este pueblo hace unos cuatrocientos años, hoy tenemos la posibilidad de caminar a través de sus calles adornadas por esplendorosos edificios cuyo estilo arquitectónico es casi inigualable. Puedes realizar un recorrido a través de las antiguas minas donde guías expertos te explicarán todo acerca de los minerales que de ahí se extraían.
Cadereyta, Querétaro.
Situada en la región semidesértica de Querétaro, esta localidad se caracteriza por las hermosas fuentes que se encuentran esparcidas a lo largo de sus calles. Aunque no todo es desierto por aquí, al norte hay una zona boscosa donde se encuentra el campamento ecoturístico Bosque de las Hojas.
Teotihuacan, Estado de México.
Reconocido a nivel nacional gracias a la gran zona arqueológica que se encuentra dentro de su territorio, en este pueblo encontrarás una gran riqueza arquitectónica que podrás apreciar fácilmente si decides tomar uno de los tours en bicicleta que ofrecen algunos lugareños. Algo que no debes dejar pasar es la oportunidad de disfrutar de un relajante baño en temazcal.
Angangueo, Michoacán.
Para los amantes de la naturaleza, Angangueo es el destino perfecto entre los meses de noviembre y febrero, cuando las mariposas monarcas llegan a nuestro país después de su largo recorrido. Este pueblo cuenta con dos entradas a los santuarios más importantes donde se reúnen estos insectos.
Bernal, Querétaro.
Si tu pasión son las actividades como el rappel, el pueblo de Bernal es el lugar idóneo para que lo practiques gracias al monolito que se levanta sobre el lugar dándole una vista increíble a la localidad, apacible pero llena de vida, sobre todo los fines de semana. Este peñasco es considerado el tercero más grande del mundo.
Metepec, Estado de México.
Hay quienes dicen que visitar el Estado de México sin darse una vuelta por Metepec es como haber hecho un viaje incompleto. En sus calles encontrarás un sinfín de artesanías hechas en barro, seguro quedarás fascinado por alguna de ellas gracias a los detalles que les otorgan los hábiles artesanos de la región.
Tlayacapan, Morelos.
Seguro alguna vez has visto la tradicional danza de los chinelos, la cual se cree, que tuvo origen en este lugar. Gracias a su agradable clima, este pueblo tiene fiestas durante todo el año donde obviamente no pueden faltar los pintorescos personajes que ya son símbolo del estado de Morelos.
