El tlacoyo es uno de los platillos prehispánicos que se han preservado hasta nuestros días.
Si de algo nos sentimos orgullosos los mexicanos es de nuestra comida. La gastronomía mexicana ha sido reconocida internacionalmente y en 2016 fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Pero no se podría discutir de gastronomía mexicana sin hablar de los tlacoyos.
El tlacoyo es un alimento tradicional del centro del país y su consumo data desde mucho antes de la llegada de los españoles al continente americano. Cuando los antiguos pobladores de lo que hoy se conoce como México emprendían largos viajes, llenaban su “itacate” con tlacoyos y su guaje con agua o pulque.
Según algunos registros, los españoles probaron los tlacoyos por primera vez en el tianguis de Tlatelolco y les gustó tanto, que incluyeron este alimento en su dieta, no sin antes agregarle productos derivados de la res y lácteos. La composición básica de un Tlacoyo es un pequeña empanada de maíz azul nixtamalizado rellena de frijoles, habas, alberjón, chicharrón o requesón. Se sirven cubiertas, a manera de complemento, una mezcla ingredientes como crema, queso, salsa, nopales, cebolla y cilantro.
Los tlacoyos son una pieza fundamental de la gastronomía mexicana, ya que muchos antojitos nacionales tienen su origen en el tlacoyo. Los sopes, huaraches y gorditas fueron creados a forma y semejanza de este manjar de masa azul.
Del náhuatl nacatlaoyo, en Toluca y otros sitios del Estado de México son de forma ovalada, preparados por lo regular con masa de maíz azul. Se rellenan de pasta de habas, y después de cocerlos en el comal se les pone salsa, queso y cebolla. Es fácil encontrarlos por las calles y en los mercados. En Morelos, en el rumbo de Zacualpan de Amilpas, se elaboran con masa blanca, con forma oblicua. Se rellenan de requesón, papa cocida o chacales guisados en chile guajillo.
También se le conoce como: clatoyo, clatloyo o tlatoyo, clayoyo o tlayoyo, tayoyo, tlatlaoyo o tlatloyo.