Contrario a lo que muchos esperarían, la contaminación en la cuarentena no ha disminuido, a pesar de que la circulación de autos se redujo un 70%.
De acuerdo con el periódico Reforma, las concentraciones de dióxido de azufre (so2) continúan elevadas debido, en gran parte, a la quema de combustóleo de la Termoeléctrica de Tula. El pasado 14 de abril, en la estación ubicada en Coacalco se registraron 147 partes por billón de SO2, cuando la Norma Oficial considera como tolerable para la salud un máximo de 40 ppb distribuidas en 24 horas.
La campaña científica «Milagro» comprobó cómo los vientos arrastran desde Tula las emisiones a la Zona Metropolitana. Y este efecto ha hecho que, con todo y la disminución del parque vehicular, se hayan registrado picos por encima de la norma en los meses recientes. Datos Abiertos de la Ciudad de México corroboran cómo las concentraciones de dicho contaminante llegaron durante la emergencia sanitaria hasta las estaciones ubicadas en las Alcaldías Álvaro Obregón, Benito Juárez y Miguel Hidalgo.
En ozono (O3), la situación no es diferente. En días pasados, por ejemplo, cinco estaciones ubicadas al sur de la Ciudad registraron índices de contaminación «muy altos» en este rubro y de acuerdo con información oficial, de los 140 días transcurridos del año, sólo 38 han sido limpios. A partir de la disposición federal que facilita el consumo de combustóleo en las termoeléctricas, especialistas temen que Tula sea un generador de mayores emisiones de dióxido de azufre.