Sólo seis de los 42 medios con mayor audiencia en el país tienen agendas informativas independientes del gobierno.
Once familias poseen la mayoría de los medios de comunicación más influyentes de este país, son los que acaparan el mayor porcentaje de audiencia y los que se llevan las mejores tajadas de publicidad oficial. Pero también los que ofrecen una cobertura homogénea de la vida política del país, generalmente en línea con el gobierno.
Sus apellidos suenan familiares para los mexicanos, pues están intrínsecamente vinculados con el poder y sus intereses se mueven más allá de la esfera de la información: Azcárraga (Grupo Televisa), Vázquez Raña (Grupo Empresarial Ángeles), Salinas Pliego (Grupo Salinas), Slim Helú (Grupo América Móvil), Ealy (Grupo El Universal), Vargas Gómez (MVS), entre otros.
De hecho, sólo seis de los 42 medios con mayor audiencia en el país tienen agendas informativas independientes del gobierno: la revista Proceso, los portales electrónicos Aristegui Noticias, Animal Político y Sin Embargo, así como el periódico Reforma y su edición regiomontana, El Norte. No es coincidencia que casi todos estos medios se encuentran fuera de la lista de los “medios consentidos” por el gobierno federal en el otorgamiento de publicidad oficial, a pesar de estar entre los más leídos del país.
Éstos son algunos de los hallazgos del informe Mom México: ¿Quién Mueve los Hilos de los Medios?, que las organizaciones Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Centro de Comunicación Social (Cencos) presentarán al público. El documento se basa en el estudio de los 42 medios mexicanos con mayores audiencias: ocho televisivos, 11 radiofónicos, 10 impresos y 13 digitales.
Televisa y TV Azteca obtuvieron 26.8% de dicha publicidad oficial. Les siguieron TV Imagen, las radiodifusoras Radio Fórmula, Radio Centro, Imagen, MVS y Acir, así como los periódicos El Universal, Milenio, Excélsior, Los Soles, La Jornada y hasta La Crónica de hoy, pese a su “modesto tiraje”. En resumen: “basta condicionar los favores o los millonarios contratos de un puñado de familias para incidir en la agenda pública de un país de 127 millones de personas”, sostiene el informe.
En la radiografía de los grupos que controlan la mayor parte de la información en el país realizada por MoM, la familia Azcárraga ocupó naturalmente el lugar más destacado: además de controlar 50% de las señales de televisión abierta y 60% de los accesos a televisión de paga en México, Grupo Televisa -presidido por Emilio Azcárraga Jean- tiene una relación especial con el presidente Enrique Peña Nieto y la administración actual.
Grupo Televisa también distribuye a más de un centenar de revistas impresas, posee tres sitios de internet de gran tráfico –SDPNoticias, Televisa.com y El Deforma-, y es copropietario de W Radio; en 2016, recibió dos de cada 10 pesos de publicidad oficial.
Al frente de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego -el cuarto personaje más rico de México, con una fortuna personal de siete mil 100 millones de dólares, según la revista Forbes– controla cuatro de los seis canales de televisión abierta de cobertura nacional y su televisora recibió 10.6% del pastel publicitario en 2016. El tercer competidor en la batalla por las pantallas televisivas es Grupo Empresarial Ángeles (GEA) que controla el periódico Excélsior y su versión Internet, así como TV Imagen y Radio Imagen.
MVS, un grupo rival en la lucha por la banda radiofónica, pertenece a la familia Vargas y despidió a la periodista Carmen Aristegui, apenas cinco meses después de que su equipo de investigación reveló que Peña Nieto y Rivera Hurtado habitaban una lujosa mansión en las Lomas de Chapultepec, la cual había sido construida y financiada por Juan Armando Hinojosa Cantú, un contratista y amigo del mandatario.
Grupo Multimedios, el conglomerado que edita el periódico Milenio y su versión en línea, difunde el canal de televisión por cable y emite por radio, también lleva una relación estrecha con el poder. El pasado 17 de octubre, Francisco González Albuerne, su presidente ejecutivo, apareció en una fotografía a punto de subirse a un helicóptero junto con Emilio Gamboa Patrón, el líder del PRI en el Senado, aparentemente rumbo a un campo de golf.
En el mundo de la prensa diaria en formato impreso, el Grupo Reforma figura como excepción. También pertenece a una dinastía de magnates de la prensa -los Junco de la Vega, que tiene periódicos desde el primer tercio del siglo XIX-, controla tres periódicos de gran distribución –Reforma, El Norte y Mural– y tiene una alianza con el portal AristeguiNoticias. Sin embargo, según el informe, mantiene una línea editorial independiente de los intereses gubernamentales.
El magnate Carlos Slim Helú, por su parte, opera en el mundo mediático a través de su portal de Internet UNOtv -que además envía “noticias” mediante SMS a los millones de usuarios de Telcel-, y todavía tiene participaciones en el New York Times.
“En México, es común que, pese a la gran cantidad de medios tradicionales de información, como periódicos, estaciones de radio y canales de televisión abierta y de paga, la cobertura de un mismo evento tenga el mismo enfoque, casi siempre conveniente para el gobierno en turno”, deplora el informe. La cobertura homogénea de la vida política que realiza la mayoría de los medios es uno de los efectos dañinos del uso discrecional de la publicidad oficial, de la que depende la sobrevivencia de nueve de cada diez medios analizados en el informe.
La ecuación es simple: “si los medios se alinean a los intereses del gobierno y forman parte de la ‘cargada mediática’ con otras empresas informativas, entonces recibirán grandes cantidades de dinero”; pero si deciden seguir una línea independiente y crítica, “los negocios del conglomerado podrían sufrir una asfixia económica o el dinero de publicidad oficial dejará de fluir.
Fuente: Proceso.com.mx