Si bien es muy común rechazarla, la sangre menstrual es una fuente de hierro y células madre que nutren la tierra y las plantas.
La menstruación es, junto con el parto, el único derramamiento de sangre natural: sin heridas, sin violencia y sin daño corporal. La sangre menstrual contiene toda la historia ancestral y todo la información del ADN.
En la antigüedad y durante mucho tiempo, era luna tras luna, una ofrenda hacia la madre tierra de todas las mujeres. Luego, esta concepción cambió rotundamente y comenzó a ser considerada sucia, incómoda e incluso maldita. Esto llevó a que, aún en nuestros días, la menstruación sea un tabú. Reconocerla como una medicina ancestral es volver a honrar el ciclo, el poder femenino y la conexión con la naturaleza.
“Los últimos años se han estado desarrollando investigaciones científicas sobre la sangre menstrual. Una de ellas sostiene que es una fuente valiosa de células células madre estromales, que son células que se regeneran, se multiplican, y se pueden convertir en células de cualquier tipo”, cuenta Zulma Moreyra en su libro ”Mi sangre cura”.
Moreyra cita al director de la terapia celular cardíaca del Instituto McGowan de Medicina Regenerativa, que dice: “Las células madre estromales provenientes de la sangre menstrual exhiben propiedades como la capacidad para la autorrenovación y la multipotencia”. Esto sería de gran utilidad en las terapias de trasplantes regenerativos para muchos órganos y tejidos.
“La sangre menstrual está compuesta por sangre, tejido endometrial, el óvulo no fecundado, mucosa y algunas otras sustancias. Es portadora de hierro, lípidos, proteínas y hormonas de crecimiento, así como de nutrientes que estaban destinados al feto en su etapa inicial” explica la Moreyra, creadora de la terapia menstrual. Esto hace que la sangre menstrual se considere alimento nutritivo para la tierra y las plantas.
Al recoger tu sangre, puedes nutrir tus plantas y macetas, a la vez que te conectas profundamente contigo misma y recuperas un ritual ancestral femenino de ofrenda hacia la naturaleza. La madre tierra, en los tiempos anteriores al patriarcado, recibía la información del ciclo de cada mujer, a la vez de la información genética de las formas de vivir de los hombres y mujeres.
Para volver a conectar con la tierra, puedes recolectar tu sangre con tu copa menstrual y tus compresas de tela. Si usas las toallas ecológicas, el agua de remojo de las mismas es ideal. Si usas la copa, debes rebajar la sangre con agua, ya que de lo contrario se vuelve muy espesa para la tierra. No vacíes tu copa directamente en la planta, debes diluir lo recolectado en 1 1/2 o 2 litros de agua y con esta mezcla regar tus plantas sólo una vez al mes. Comenzarás a ver los cambios y tus plantitas lo agradecerán.
Fuente: Bioguia.com