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La proteína de origen vegetal mejora significativamente tu salud: estudio

Esta investigación compara el consumo de proteínas animales y vegetales en relación con el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.


Las dietas ricas en proteína vegetal (frijoles, lentejas, espinacas, etc.), cereales integrales y frutos secos, están relacionadas con un menor riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares y derrames cerebrales. Mientras que un alto consumo de carnes rojas, y en general de proteína animal, se relaciona con diversos problemas de salud: alto colesterol, niveles altos de azúcar, etcétera.

Sin embargo, los datos que asocian el consumo de diferentes tipos de proteínas con la muerte por cierto tipo de enfermedades son un tanto ambiguos. Es por esto que científicos de la Universidad de Terán y de la Universidad de Harvard se dieron a la tarea de medir la relación entre la dosis, la respuesta del consumo de proteínas (animales y vegetales) y el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer.

Para esto, revisaron los resultados de treinta y dos investigaciones que estimaban el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y por cáncer en adultos mayores de 19 años. Después, se usaron modelos matemáticos para comparar los efectos del volumen de ingesta de proteína y así establecer la relación entre el consumo de los tipos de proteína y la mortalidad.

Este análisis arrojó que, durante un periodo de seguimiento de treinta y dos años que involucró a 715 128 personas, se produjeron 113 038 muertes, de las cuales 16 419 fueron a causa de enfermedades cardiovasculares y 22 303 por cáncer (el resto, por otras causas poco relevantes para fines de la investigación). Los resultados de esta revisión muestran que un consumo alto de proteínas, tanto animales como vegetales, está vinculado con un menor riesgo de mortalidad por las enfermedades mencionadas.

En el caso de la ingesta de proteínas vegetales, esta se asoció con un riesgo 8% menor de mortalidad por todas las causas y un 12% menor de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. La ingesta de proteínas animales no se relacionó significativamente con el riesgo de enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cáncer.

Entre las posibles razones de los efectos beneficiosos de las proteínas vegetales se encuentra su vínculo con cambios favorables en la reducción de la presión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en la sangre, lo cual podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades como las cardíacas y la diabetes de tipo 2, según los investigadores.

Como en toda investigación científica, existen limitaciones en cuanto a los resultados. En este caso una de las limitaciones más relevantes responde a las diferentes formas en las que se desarrollaron los treinta y dos estudios, pues no se utilizó una metodología única, por lo que cada investigación tuvo distintas maneras de evaluar las dietas de los participantes. Esto significa que existe la posibilidad de que algunos efectos se hayan debido a factores que no estaban previstos y que, por lo tanto, no fueron medidos. Además, como la mayoría de los estudios incluidos eran de países occidentales, los hallazgos podrían no ser aplicables a otros países.

No obstante, entre los puntos más fuertes de la revisión de los treinta y dos estudios se encuentra el gran número de personas y fallecimientos tomados en cuenta. Esto nos da una visión mucho más detallada de la asociación entre el consumo de proteínas y el riesgo de mortalidad basada en las pruebas actuales.

Los resultados obtenidos tienen a su vez importantes implicaciones para la salud pública, por ejemplo, en el diseño y el impacto que podrían tener las políticas de salud y de alimentación para países o regiones con problemas particulares (obesidad, diabetes, pobreza, etc.). Es muy probable que, dependiendo de las características de las poblaciones, sea benéfico promover un incremento en el consumo de proteínas vegetales en sustitución o como complemento de las proteínas animales y, así, mejorar la salud, prevenir enfermedades crónicas y aumentar la longevidad.

Cabe mencionar que este tipo de investigación es un excelente ejemplo para dar cuenta de que la ciencia no es universal, ni pretende serlo. Los diferentes tipos de estudios están mediados por diferentes maneras de ver el mundo, distintas propuestas teóricas para la comprensión de un mismo fenómeno, y múltiples tipos de metodologías y técnicas. Por ello, los resultados obtenidos arrojan luz sobre problemas mundiales de salud y nos guían para proponer mejores soluciones a las enfermedades crónicas.

Fuente: Pijamasurf.com