La crisis climática y el COVID-19 podrían ser claras alertas de la destrucción que el ser humano ha provocado en la naturaleza.
Queremos pensar que nuestras acciones no han provocado los difíciles momentos que hoy vivimos. Aún queremos negarlo. Las imágenes de grandes incendios en todo el mundo, la destrucción de la naturaleza y la reciente pandemia por coronavirus, son un mensaje claro para la humanidad, según el Jefe de Medioambiente de la ONU.
La representante de Medioambiente de la ONU, Inger Andersen, resaltó en una entrevista con The Guardian que las constantes presiones de la humanidad sobre el mundo natural se traducen en consecuencias perjudiciales para nosotros mismos. No hemos entendido que cuidar el planeta es cuidar nuestra permanencia en él. Algunos científicos consideran que el COVID-19 es un “claro disparo de advertencia”, ya que se sabe que existen muchas enfermedades en la vida silvestre que podrían ser mortales para el ser humano y, a pesar de esto, continuamos con el consumo de dichas especies.
La única forma de evitar otra pandemia de este nivel es eliminando por completo el contacto con la vida silvestre y la naturaleza. No sólo los mercados que venden animales exóticos o no exóticos para consumo humano son el escenario ideal para contraer un virus. También la agricultura, la minería y las viviendas en zonas que eran utilizadas por animales.
Andersen asegura que la prioridad inmediata ante esta situación es proteger a las personas del virus y evitar que se propague más. “Pero nuestra respuesta a largo plazo debe abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad”, agrega.
“Nuestra continua erosión de los espacios salvajes nos ha acercado incómodamente a animales y plantas que albergan enfermedades que pueden saltar a los humanos”. La naturaleza nos está enviando un mensaje claro… que ya no podemos ignorar. Debemos repensar la interconexión que tenemos con el planeta. Si queremos tener un futuro equilibrado, desde ahora tenemos que convertirnos en aliados de la naturaleza. “Casi siempre es un comportamiento humano que lo causa y habrá más en el futuro a menos que cambiemos”, comenta el profesor Andrew Cunningham de la Sociedad Zoológica de Londres.
Un mercado de animales dirigido por humanos fue la causa de la propagación del coronavirus. Y aunque China ha prohibido los mercados de animales salvajes y su consumo, con eso no basta para detener el tráfico de animales salvajes que se lleva a cabo en todo el mundo. El tráfico de animales se ha convertido en un negocio ilegal muy lucrativo. Los miles de millones de dólares en ganancias son parte del problema y será difícil enfrentarlo, pero es la única forma de eliminar los próximos riesgos.
Esta es nuestra oportunidad de reaccionar y crear un marco legal para evitar futuros contagios o crisis de salud. La naturaleza debe ser reconocida, sus derechos deben ser reconocidos y respetados. Si no hacemos esto ahora, es posible que no tengamos otra oportunidad tan clara en el futuro para llevarlo a cabo.