A primera hora de la mañana comenzar el día con un café es algo que podemos considerar como habitual. Podemos imaginarnos la escena: salimos de la casa para dirigirnos al trabajo o la escuela, pero antes pasamos por nuestro cafe a esas tiendas de autoservicio.
Muchas personas consideran ese momento, cuando beben el primer sorbo de café, como el comienzo del día porque es la manera que consideran contundente para despertarse de una vez. ¿Pero es esto verdad?
Steven Miller, quien escribe en el blog Neuroscience DC, especialista en cronofarmacología, (disciplina que analiza la interacción entre los distintos ritmos biológicos del cuerpo humano y los fármacos) pone en duda esta manera de comenzar el día.
¿CÓMO PUEDE ACTUAR EL CAFÉ EN NUESTRO ORGANISMO?
El organismo cuenta con varias referencias temporales para guiar las necesidades o los estímulos a lo largo de las 24 horas: el ritmo circadiano, el cual determina los hábitos de sueño. El ritmo ultradiano es el que pide descansar cada 90 minutos y el ritmo del cortisol, tristemente conocida como la “hormona del estrés”, es el encargado de regular el nivel de alerta. Miller considera que la cafeína, el principio activo del café, debe ser incorporada teniendo en cuenta esos relojes internos para generar un efecto positivo que no dé lugar a trastornos.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Sheffield demuestra que el mayor nivel de cortisol se da entre las ocho y las nueve de la mañana. De acuerdo con esto, Miller explica en su blog:
“Tomar un café en la mañana implica incorporar cafeína cuando nuestro organismo está alcanzado un nivel de alerta alto de forma natural (…) Uno de los principios de la farmacología determina que hay que incorporar una droga sólo cuando el cuerpo la necesita. De lo contrario, podríamos desarrollar una tolerancia ante el fármaco si se mantienen las mismas dosis. En otras palabras, la misma taza de café todas las mañanas podría volverse menos efectiva con el correr del tiempo”.
Incorporar los fármacos cuando el cuerpo no lo necesita puede alterar su funcionamiento regular, existen otros momentos en los que el cuerpo retoma esta alerta natural a lo largo del día. En general, los niveles de cortisol marcan incrementos hacia las 13 y entre las 17.30h y las 18.30.
Por ello, lo que el especialista en neurociencia recomienda es tomar el primer café hacia las 10 u 11 de la mañana y el resto de las tazas fuera de los períodos marcados con picos de cortisol para no alterar el ritmo natural que lleva el organismo.
¿QUÉ PASA CON LAS BEBIDAS ENERGIZANTES?
Si buscan consuelo y energía en las conocidas latitas de colores, un estudio publicado en el Nutrition Reviews Journal descartó que éstas sean más efectivas que el café para sacarnos del cansancio. No hay evidencia suficiente para determinar que taurina, guaraná, ginseng, vitamina B y demás componentes comunes en los energizantes contribuyan a prolongar el rendimiento cognitivo o físico.
Adivinen: ¿cuál es el único ingrediente efectivo dentro de la fórmula de estas bebidas? Sí, la cafeína. Otro punto a considerar, aún más controversial, es la cantidad de psicoactivo que contienen (algunas marcas tienen hasta 10 veces más cafeína que una taza de café regular).
Fuente: tudiscovery.com