Una carta es capaz de contener cualquier cosa, pero Shaun Usher se obsesionó con los secretos que se ocultaban entre líneas.
Shaun Usher, un publicista inglés, que en 2009 le fue encargado releer e investigar cartas escritas y recibidas por personajes históricos, enterrados entre montones de papel descubrió cientos de detalles inéditos. El proyecto no funcionó, pero él decidió enamorarse de esta lectura, para así dar vida a Letters of Note, un blog en el que reunió decenas de cartas. En 2013 la idea sufrió una metamorfosis y se convirtió en un libro que cuenta el lado B de muchas historias.
Jack el Destripador envía un riñón.
Mientras el pánico cundía en Londres por los crímenes de Whitechapel, el presidente del comité de vigilancia que trataba de evitarlos recibió una carta atemorizante firmada por alguien que decía ser el asesino y encabezada con un inquietante «From hell» (desde el infierno). Venía acompañada por una cajita que contenía medio riñón humano. Se creyó que pertenecía a Kate Eddowes, la cuarta víctima del psicópata:
“Sr Lusk: Caballero.
Le envio la mitad del riñón que le saqué a una mujer, lo he conservado para usted, el otro cacho lo freí y me lo comí y estaba muy rico. Puedo mandarle el cuchillo lleno de sangre con el que lo saqué si espera un poco más.
Atrápeme cuando pueda señor Luck”
Tras la desaparición de ‘Kate’ Eddowes no sólo se recibió la carta anterior, también se envió una postal, conocida como “Saucy Jacky” en la que el asesino serial Jack el Destripador, seudónimo con el que se firmó dicho envío y presunto culpable de los crímenes de Whitechapel.
Gracias, Andy
Cuando Andrew Warhol se convirtió en el ícono del pop art también se volvió, sin querer, en el embajador más importante de la marca de sopas Campbell’s. Multiplicó la imagen y de un día para otro la sopa de tomate estaba por todas partes, fue la mejor estrategia de publicidad de la marca y no tuvo que hacer nada. William MacFarlan, el director de marketing de la empresa, le envió una carta a Andy Warhol aplaudiendo su talento, así como su fijación a la sopa Campbell’s:
“Querido Mr. Warhol:
He seguido su carrera desde hace algún tiempo. Su trabajo ha suscitado un gran interés aquí en Campbell Soup Company, por razones obvias. En algún momento incluso deseé adquirir uno de sus cuadros con la etiqueta Campbell Soup, pero me temo que se han vuelto demasiado caros para mí.
Aún así, quería decirle que admiro su trabajo y en vista de que le gusta nuestra sopa de tomate, me tomo la libertad de enviarle a esta dirección un par de cajas de nuestra sopa de tomate.
Le deseamos que su éxito continúe y buena suerte.
Cordialmente, William P. McFarland, Jefe de Marketing»
De Gandhi, tu sincero amigo.
Hitler empezaba a tejer lo que sería la Segunda Guerra Mundial y el líder pacifista intentó detenerle con el poder de la palabra. Gandhi le escribió a Hitler desde India antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, la carta nunca llegó a manos de Hitler y un mes después Alemania invadió Polonia.
“Querido amigo:
Algunos amigos han estado pidiéndome que le escriba por el bien de la humanidad. Pero me he resistido a su petición porque me parecía que una carta mía sería una impertinencia. Algo me dice que no debo calcular y que debo hacer mi llamamiento por cualquier cosa que valga la pena.
Es muy claro que hoy en día es la única persona en el mundo que puede evitar una guerra que podría reducir la humanidad al estado salvaje. ¿Debe pagar ese precio por un objetivo, por muy digno que pueda parecerle? ¿Escuchará el ruego de alguien que deliberadamente ha rechazado el método de la guerra, no sin considerable éxito? En cualquier caso espero su clemencia si me he equivocado al escribirle».
Elvis pide ser agente federal.
El mundo está cambiando y el tupé de Elvis empieza a desentonar entre los hippies y el LSD. Preocupado, el cantante, que ya venía desarrollando su obsesión por los cuerpos de la autoridad norteamericanos, le escribe a Nixon para ofrecerse como “agente federal encubierto” a fin de mitigar el problema de las drogas. Fue recibido por el presidente y, aunque sabemos que no logró su sueño, las fotos de aquel encuentro son de las más populares de la historia de la Casa Blanca. Aquí un fragmento:
“Estimado señor presidente:
En primer lugar me gustaría presentarme. Soy Elvis Presley y le manifiesto mi admiración y el profundo respeto que me merece su cargo. Hace tres semanas hablé con el vicepresidente Agnew en Palm Springs y le transmití mi preocupación por nuestro país. La gente del mundo de las drogas, los hippies, el SDS, los Panteras Negras, etc., no me consideran su enemigo o, como lo llaman ellos, el establishment. Yo lo llamo América y lo amo.
Señor, puedo ayudar a mi país, y para ello haré cuanto esté en mi mano. No tengo otras inquietudes o motivos que no sean ayudar a mi país. Así pues, no deseo recibir título ni nombramiento alguno. Puedo hacer más, y lo haré, si actúo como agente federal por mi cuenta, y echaré una mano a mi manera, comunicándome con personas de todas las edades. Antes que nada soy artista, pero sólo necesito una acreditación como agente federal».
De un niño llamado Fidel Castro a Rooselvelt.
Tenía 14 años, no 12 como aseguraba en su texto, pero probablemente sería todavía un chaval barbilampiño. Quedaban 13 años para que liderara la revolución y, un día, en su colegio, se decidió a coger papel y bolígrafo para escribirle con su caligrafía cursiva al presidente de Estados Unidos. ¿Motivo? Quería 10 dólares. Le dieron acuse de recibo, pero sin enviarle uno de los verdes, claro. No es que la traducción esté mal, es que, como él mismo advierte desde el principio, no sabía mucho inglés.
“Santiago de Cuba, 6 de noviembre de 1940.
Sr. Franklin Roosvelt, Presidente de Estados Unidos.
Mi buen amigo Roosvelt, no sé muy inglés, pero sí sé bastante para escribirte. Me gusta oír la radio, y estoy muy feliz, porque oí en la radio que serás presidente por un nuevo (período).
Tengo doce años. Soy un chico, pero pienso mucho, pero no pienso que escribo al presidente de Estados Unidos. Si quieres, dame un billete de diez dólares verde americano, en la carta, porque he visto nunca un billete de diez dólares verde americano y me gustaría tener uno.
Mi dirección es: Sr. Fidel Castro Colegio de Dolores Santiago de Cuba Oriente Cuba
No sé muy inglés, pero sé muy mucho español, y supongo que tú no sabes mucho español, pero conoces mucho inglés porque es americano, pero yo no soy americano.
(Muchas gracias) Adiós. Tu amigo,
(Firmado) Fidel Castro
Si quieres hierro para hacer tus barcos yo te enseño las (minas) de hierro más grandes del país. Están en Mayarí Oriente Cuba».
Hey, Marlon Brando, hagamos una peli…
En 1957, antes de que “On the road” tuviera de verdad una película, a Kerouac se le ocurrió pedirle a Brando que moviera los hilos para que la adaptación fílmica de su novela recién publicada viera la luz. Brando nunca le contestó. Aquí, parte de lo que le sugería:
“Apreciado Marlon:
Rezo por que compres “En el camino” y la conviertas en una película. No te preocupes por la estructura, yo sé cómo condensarla y reordenar la trama un poco para darle una estructura perfectamente aceptable para una película: convertirlo todo en un solo viaje, en vez de la suma de viajes del libro, que van de costa a costa, un solo viaje de ida y vuelta, de Nueva York a Nueva Orleans, pasando por Denver, Frisco y México, y de vuelta a Nueva York.
Ya me imagino las bellas tomas que se podrían filmar con la cámara en el asiento delantero del coche, mostrando la carretera (día y noche) que se extiende ante el parabrisas mientras Sal y Dean cotorrean. Quería que interpretaras ese papel porque Dean (como ya sabes) no es un colgado fanático de los coches, sino un irlandés inteligente de verdad (jesuita, de hecho). Tú interpretas a Dean y yo a Sal (la Warner Bros propuso que yo interpretara a Sal) y yo te enseñaré cómo se comporta Dean en la vida real, no podrías ni empezar a imaginártelo sin una buena imitación».
Clases de cocina de la Reina de Inglaterra a Eisenhower
Isabel II suele recoger por escrito sus secretos culinarios. Y, una ocasión, le envió una de sus recetas al presidente Eisenhower, quien, por increíble que parezca, los había solicitado previamente. Por eso esta carta resulta asombrosa. Una foto del periódico le recuerda a la monarca que se había olvidado de remitirle una receta como había prometido y así se lo transmite en un texto lleno de buenas palabras y en el que figuran los ingredientes para hacer sus scones. Aquí un extracto:
“Aunque las cantidades están pensadas para 16 personas, cuando el número es menor yo acostumbro a reducir la cantidad de harina y leche, pero empleo los demás ingredientes tal y como se especifican. Alguna vez he probado a utilizar miel de caña o melaza en lugar de sólo azúcar y también quedan muy bien.
Creo que es preciso batir la mezcla a conciencia durante la preparación y no dejarla reposar demasiado antes de cocinarla. (…)
Ingredientes
MENÚ
SCONES
4 tazas de harina, 4 cucharadas de azúcar lustre, 2 tazas de leche, 2 huevos, 2 cucharaditas de bicarbonato de soda, 3 cucharaditas de crémor tártaro, 2 cucharadas de mantequilla derretida».
Fuente: Verne