El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), la obra más ambiciosa y polémica de la administración de Peña Nieto es un desastre ecológico.
Se está construyendo sobre un pantano, y para darle solidez a la superficie donde estarán las futuras pistas, se necesitan más de 63 millones de metros cúbicos de tezontle, la piedra roja de origen volcánico que las mineras extraen de las laderas de los cerros, volcanes y depresiones del oriente del Estado de México, lo que afecta severamente el hábitat y a los pobladores de Texcoco y San Salvador Atenco.
El NAICM será el más costoso en dinero vida y afectaciones sociales, comentan los habitantes de las comunidades afectadas. Empresas como Grupo México, Ingenieros Civiles Asociados, Coconal y Grupo Carso, del magnate Carlos Slim, son las encargadas de extraer el material pétreo de los cerros ubicados al sur del Valle de Tizayuca, al norte de la zona arqueológica de Teotihuacán, alrededor del denominado Cerro Gordo.
La construcción del NAICM es un desastre ecológico que dañará el medioambiente del lecho del Lago de Texcoco de manera irreversible y a largo plazo a la propia Ciudad de México, los especialistas consultados coinciden en que el lecho del lago no es apto para soportar una obra tan grande como el NAICM, el suelo terminará por hundirse.
La geóloga María Fernanda Campa Uranga de la Universidad Autónoma de México comenta que la cuenca de Texcoco es como una olla, es decir, no tiene salida fluvial hacia el océano, por lo que toda el agua de la lluvia se filtra y se queda ahí. La Ciudad de México que está construida en el lecho del lago se hunde por el peso de los inmuebles y va a pasar lo mismo con el NAICM. Además existe la posibilidad de que se inunden todas las zonas alrededor del NAICM, al este del edificio, incluyendo a ciudades importantes como Texcoco y Ecatepec.
Para construir las vías en Atenco y Texcoco se talaron cientos de árboles entre ellos sauces llorones, pirules y tepozanes donde solían refugiarse miles de aves. El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) responsable de la obra, tiene la obligación de compensar esa pérdida ecológica.
Pese al desastre ecológico anunciado por especialistas y comuneros el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruiz Esparza y el director de GACM Federico Patiño Márquez, minimizan el problema, ya que para mitigar el impacto ambiental en la zona, confirmaron la siembra de la especie tamarix incluso presumieron la reforestación de 265 hectáreas, a pesar de que la Manifestación de Impacto Ambiental obliga a sembrar al menos 240 hectáreas de distintas especies de árboles.
Fuente: Revista Proceso.