Teotihuacán, Xochicalco, Monte Alban, el Templo Mayor de Tenochtitlán son clasificados dentro del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.
Con la llegada de la figura controvertida de Porfirio Díaz al poder en 1877 y su reelección en 1884, la sociedad mexicana alcanza una cierta forma de estabilidad, su mandato fue positivo para la arqueología y el conocimiento de nuestras culturas antepasadas, las infraestructuras porfirianas siguieron vigentes durante la Revolución, con la meta clara de fortalecer los gobiernos y la identidad nacional. En 1827, ya se había votado una ley para prohibir la exportación de monumentos y antigüedades mexicanas.
El primer presidente de México, Guadalupe Victoria, fundó el Museo Nacional de México, por decreto en el año del 1825. Luego el emperador Maximiliano de Habsburgo ordenó el traslado de las colecciones a la Casa de la Moneda en 1865. Con Porfirio Díaz, se multiplicaron las decisiones legales y políticas para preservar e investigar el pasado prehispánico. Pero en 1896 se publicó un nuevo decreto sobre los permisos para hacer excavaciones arqueológicas, completado en 1897 por la Ley sobre Monumentos Arqueológicos: ahora se consideran los sitios arqueológicos como propiedad de la nación y los dueños de terrenos pueden ser expropiados para fines científicos, y cualquier deterioro o destrucción se considera como un delito federal.
Además se contempla la necesidad de una “carta arqueológica de la República”. Una medida importante fue la creación del Gran Salón de Monolitos en el Museo Nacional en 1883. Dicha galería, ubicada en el fondo del museo, permitía una mejor protección de los monolitos más destacados como la Piedra del Sol o la cabeza de Coyolxauhqui.
Irónicamente es cuando la arqueología del país alcanza su reconocimiento a nivel internacional que al mismo tiempo estalló la Revolución Mexicana. Después la victoria manipulada de Díaz contra Madero en 1910, este último proclamó el Plan de San Luis. Al mismo tiempo, San Juan Teotihuacán fue sede del XVII Congreso Internacional de Americanistas, el mayor encuentro de investigadores originarios del antiguo y del nuevo mundo fue la oportunidad para Batres de proponer un recorrido de Teotihuacán, durante el cual los participantes admiraron la Pirámide del Sol, recién excavada y restaurada.
Fuente: Tuul.tv