Los sorprendentes efectos de estas plantas, derivados de sus alcaloides “visionarios”, le han atribuido el topónimo de “sagrado” a aquellas que fueron consumidas por culturas mexicanas ancestrales.
México es el principal foco de fecundación psicodélica vía la naturaleza. A través de milenios, la tradición y costumbre mexicanas en torno al culto de los elementos naturales, han logrado conservar lo que pocos en la modernidad somos capaces de diferir: la conciencia multidimensional. Por multidimensional se entiende que se tiene la capacidad de percibir más de una dimensión dentro de un plano terrenal, y en el caso de las culturas prehispánicas, la capacidad de entender realidades como la vegetal y la mineral desde otro mapa de conciencia.
De esta manera, chamanes primitivos, actuales y en general toda la civilización prehispánica que antecedió nuestra cultura, han propiciado, de boca en boca, aquellas cosmovisiones como la del reino vegetal les han compartido.
El uso de plantas sagradas, señaladas por sus propiedades alucinógenas como “elevadoras de conciencia” o transmisoras de conocimiento, han fungido como instrumentos de sanación primordiales (entendiéndose por sanación a la curación o reorganización de la mente, el cuerpo y el espíritu) en innumerables pueblos ancestrales de las que destacaremos las utilizadas en la cultura mexicana.
Existen algunos compendios que han logrado clasificar y ordenar las plantas alucinógenas que se conjugan en México, el más famoso es el libro realizado por Albert Hofmann y Richard Evans Schultes titulado Plants of the Gods. Los sorprendentes efectos de estos alcaloides visionarios, son objeto de estudio en el ámbito de la medicina y la psicología. Para mayor profundización del tema, hemos compilado 10 de las más notables plantas de poder que se desdoblan en toda la República Mexicana:
PEYOTE Lophophora williamsii.
Es la semilla madre de las tierras mexicanas por excelencia. Proviene de la familia Cactaceae y abunda en estados áridos del norte de la República como San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila, Durango, Tamaulipas y en algunas ocasiones Querétaro y Zacatecas. El peyote (por su topónimo en náhuatl peyotl), contiene al rededor de 50 alcaloides psicoactivos, siendo el más portentoso la mezcalina.
Siguiendo los textos de Fray Bernardino de Sahagún, uno de los máximos cronistas del México prehispánico, el peyote ya era utilizado al menos unos 2 mil años antes de la llegada de los españoles por culturas como la tolteca y chichimeca. Sobre sus efectos, según el libro, devela un “juego caleidoscópico de visiones coloridas de indescriptible belleza (…) se perciben destellos y centelleos de colores, cuya intensidad y pureza desafían cualquier descripción”.
HONGOS ALUCINÓGENOS Psilocybe mexicana.
Llamados por los aztecas teonanácatl, la “carne de Dios”. Existen alrededor de 200 especies de hongos alucinógenos en México, los más empleados para fines ritualistas son aquellos que contienen psilocibina, su alcaloide activo. Gracias a la simbiosis que práctica con otras plantas, el hongo puede obtener energía de la fotosíntesis de otras especies, de esta manera se nutre de otros seres para forjar su consistencia psicoactiva, una alegoría sin duda con gran enseñanza.
Para los antiguos, especialmente chinantecos, zapotecos, mistemos y culturas actuales prevalecientes como los mazatecos, estas “flores” medicinales sirven, por cada ceremonia ritualista, para abastecerse de conocimientos oraculares.
OLOLIUQUI Turbina corymbosa.
El alcaloide activo del ololiuqui o “semillas de la virgen” es la ergotina (LSA), un compuesto cuyos efectos son similares a los del LSD. El ololiuqui es una especie de enredadera que crece principalmente en los estados sureños de México, aunque se sabe que los aztecas también la conocían bajo el nombre de xoxouqui (serpiente verde).
Esta planta sagrada también fue utilizada por linajes antiguos, tales como la mazatecos, los mixtecas, los zapotecas y los chinantecos, estos últimos le atribuyeron el nombre de a-mu-kia, por sus propiedades extrasensoriales adivinatorias.
COLORÍN Erythrina coralloides.
Otra de las plantas empleadas para la adivinación es la Erythrina, también conocida como Colorín. El árbol de colorín posee alcaloides psicoactivos tanto en sus vainas como en sus frijoles, ambos de un color rojo intenso. Esta especie es bastante común en el norte y centro de México, pero pocos saben de sus propiedades alucinógenas. Se sabe que también fueron usados para fines medicinales por los aztecas y hoy en día los tarahumaras los usan con los mismos propósitos.
TOLOACHE Datura inoxia.
Los toloaches o “trompetas de ángel”, son una especie de arbustos pequeños que se distinguen por sus flores blancas en forma de pequeñas trompetas. Debido a su efecto sedante, en la antigüedad se utilizaba como analgésico natural, además de fungir un papel importante en las ceremonias chamánicas.
Su efecto se le compara al de la mandragora y la belladona, aunque se sabe, según sea el tipo de tierra, las condiciones climáticas y la edad de la planta, es como será su grado de toxicidad.
BADOH NEGRO Ipomoea Violacea L.
También conocida como “gloria de la mañana”, el badoh negro se ha utilizado en Oaxaca principalmente, tanto en la adivinación como en ceremonias rituales, así como con propósitos curativos y mágicos-religiosos. Sus flores suelen confundirse con el floripondio (salvo que ésta es más bien una enredadera), y aunque sus efectos pueden ser ligeramente similares, la ipomoea contiene niveles más bajos de intoxicación.
Por sus propiedades delirantes derivadas de la sustancia activa principal, el LSA, el piule o badoh negro se utilizó en la antigüedad para adquirir el mismo estado de conciencia logrado con la ingesta de ololiuqui.
SALVIA DIVINORUM.
Esta herbácea es sin duda una de las más comunes y altamente alucinógenas que puedes encontrar en México, especialmente en la zona de Oaxaca. Es la primer planta que se conoce cuya sustancia activa, la salvinorina-A, no es un alcaloide, lo cual ha llevado a especular que no se trata de un alucinógeno, sino de un “onirógeno”; un potenciador de los sueños.
Por ello es que sus efectos en innumerables ocasiones se han descrito como sueños altercados con la realidad. Las hojas de Salvia divinorum se han ingerido por chamanes durante ceremonias rituales a través de infusiones o masticándolas.
FRIJOL DE MEZCAL Sophora secundiflora.
Las semillas de esta planta sagrada (que tienen la forma de un frijol) contienen citisina, un alcaloide perteneciente al mismo grupo de la nicotina que ha sido usado por sus propiedades “tóxicas”/delirantes en ritos tribales de las poblaciones originarias de Estados Unidos y el norte de México.
La sófora se presenta como un árbol cuya altura llega a alcanzar los 15 metros. Sus flores (azul-violetas) poseen un olor perfumado peculiar y resaltan de manera radiante con el tono rojizo de sus “frijoles”.
CÓLEO Coleus Blumei.
Esta planta es relativamente común en México y su uso hoy en día es meramente ornamental. Sin embargo, la cultura mazateca acostumbra consumir las hojas ya sea mascadas o en té. La etnobotánica de esta etnia advierte que existe una especie de familia de plantas sagradas de las cuales la salvia divinorum es la planta “hembra” mientras que el coleus blumei es la planta “macho”.
De igual forma existen otra especies de cóleo llamadas bajo nombres descendentes como el “nene” y el “ahijado”. Cabe resaltar que los efectos del cóleo son muy suaves y en culturas como la mencionada se mezclan distintos tipos de coleus para lograr el efecto deseado.
LIRIO DE AGUA AZUL Nymphaea L.
Es sin duda una de las plantas psicoactivas más hermosas que existen en el planeta. En muchas ocasiones ha sido confundido con el loto, y aunque la nymphaea posee colores más atractivos, ambos lirios comparten una sustancia activa: la nuciferina.
El lirio azul crece en zonas cálidas y templadas y la encuentras tanto en México como en otros sitios de Asía y África, de hecho, tanto para nuestros antiguos como para las civilización egipcia, fungió como una planta sagrada de uso psicodélico, relajador y hasta afrodisiaco.
Vía: Masdemx.com