Una escuela obtuvo excelentes resultados cambiando tiempo de detención por clase de meditación.
La lógica del castigo es ciertamente cuestionable, especialmente cuando se pueden realizar actividades formativas mucho más positivas que sirven para mejorar holísticamente la conducta. Desde hace dos años la escuela Robert W. Coleman implementó un programa de meditación en colaboración con la Holistic Life Foundation, el cual está pensado para reemplazar el tiempo que pasaban los alumnos en detención. Esta práctica típica de las escuelas estadounidenses hace que los alumnos pasen tiempo después de clases o en los recreos haciendo tarea o alguna otra actividad poco popular entre los chicos como castigo por mala conducta.
La escuela y la fundación implementaron lo que llaman «Mindful Moment Room» (la habitación de la atención plena). En este lugar, forrado de almohadas moradas y lámparas, con un aire de confort oriental, los estudiantes meditan y luego platican con sus instructores sobre su conducta. Los estudiantes aprenden técnicas de respiración y de observación de su mente, las cuales pueden usar también durante clases o antes de sus exámenes.
Según la escuela Robert W. Coleman, en dos años con el programa se han evitado cualquier tipo de suspensión, mejorando claramente la disciplina en la escuela. Y, según lo que comentan los alumnos, también fuera de ella.
Un estudiante dice: «Esta mañana cuando me enojé con mi papá, me acordé de respirar y no le grité». Otro explica: «Cuando todos alrededor de ti están haciendo mucho ruido, sólo trata de dejar de escucharlos… sé tu mismo y haz tu respiración».
Los beneficios de la meditación y de la corriente secular que se ha llamado «mindfulness» han sido demostrados ampliamente por diversos científicos. Sin embargo, ha sido difícil enseñar a los niños a meditar en parte porque la meditación es percibida como una actividad aburrida, especialmente en comparación con el entretenimiento de fácil y ubicuo acceso que permiten los gadgets. Sin embargo, educadores que han experimentado con la meditación mantienen que esta resistencia sólo es superficial y una vez que se logra captar la atención de los niños, la meditación suele ser recibida positivamente.
Se trata, en buena medida, de saber presentar estas prácticas de manera divertida o convincente (no se debe olvidar que los niños son inteligentes). Es por ello que esta iniciativa es interesante, ya que además de estar diseñada para ser atractiva para los niños tiene la ventaja de que la meditación es recibida de manera positiva, pues se cambia por un periodo de castigo, entonces esto genera cierto entusiasmo.
Así no sólo se logra educar el pensamiento discursivo de los niños con información, también se crea un fundamento para la educación de la mente en sus aspectos emocionales y de control de la atención.
Vía: Pijamasurf.com