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CAMBIA EL ÁZUCAR REFINADA POR ESTOS ENDULZANTES MEXICANOS

Que el azúcar refinada es pésima para salud, cada vez cabe menos duda. 

En las últimas décadas la diabetes y obesidad se han convertido en un enorme problema de salud pública en el mundo, y en México uno desbordado. En este fenómeno están involucrados los malos hábitos, aunque también el hecho de que la mayoría de los alimentos procesados, sí o sí, contienen azúcar refinada.

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Esta industria es tan grande, que ya desde 1800 estaba consolidada. Más allá de las calorías, el azúcar refinada es tan dañina ya que, probadamente, produce un transtorno de acumulación de grasa (sobre todo por su sacarosa), además de que es altamente adictiva, perjudicial para el páncreas, disminuye el calcio en nuestro cuerpo.

Otros estudios apuntan a que la presencia de azúcar refinada produce caries dental; también sobredemanda de las vitaminas B, provocando su déficit en el cuerpo; hipertrigliceridemia y asterosclerosis, los cuales se caracterizan por la acumulación de grasas en los triglicéridos y las paredes arteriales. Además de  provocar obesidad y diabetes mellitus, entre otros.

En México contamos con opciones que se volvieron tradicionales, sobre todo luego de la conquista, y que es urgente conocer y retomar para mejorar la salud colectiva. Te compartimos las siguientes.

Sirope de agave, también conocida como miel de agave.

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Se trata del jugo vegetal que se extrae de las hojas o pencas del agave, específicamente del agave azul y el agave maguey. En realidad se trata de un jarabe, muy sano, aunque por su consistencia más bien pareciera miel, de ahí su nombre más popular, su poder endulzante es del doble del azúcar refinada.

La gran característica que lo hace sano es que contiene un bajísimo contenido glucémico; es bajo en calorías, disminuye los niveles de triglicéridos y colesterol, contiene vitaminas A, B, B2, C, hierro, fósforo, proteínas y niacina; ayuda a la absorción de calcio y magnesio, libre de gluten, benéfico para la flora intestinal. Y quizá la mejor parte, es un endulzante tolerable para los diabéticos.

Piloncillo. 

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Aunque no se trata de un producto originario, ya que la caña de azúcar fue traída durante la conquista. Lo que es un hecho, es que la cocina gastronómica tradicional fue incorporándolo de manera importante. Por ejemplo, su nombre más común para los mexicas (panela) viene del náhuatl chiancaca, que significa azúcar integral.

Por su parte los quechuas le llamaban chamgay, del verbo triturar. Suele usarse como golosina, aunque también se triturada para endulzar variedad de opciones. Su procesamiento es distinto al de el azúcar refinada y es mucho más saludable. Este se obtiene de la evaporación del jugo de la caña de azúcar, y contiene minerales como el cobre, hierro fósforo y magnesio.

Melaza.

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Esta puedes hacerla en casa. Se trata del piloncillo derretido, el cual, según el nivel de agua que le añadas, tendrás más consistencia de jarabe o miel.

Miel maya (de abejas nativas, sin aguijón)

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Para los antiguos hombres de mesoamérica el principal endulzante que aplicaron fue la miel natural de abeja. Con ella, por ejemplo, mezclaban el amaranto y producían los deliciosos dulces hoy conocidos como alegrías, aunque generalmente lo hacían más con fines rituales. Por su parte, en la zona maya se ha producido sanísima miel, y que lleva una tradición memorable. Entre los estados que la producen están Yucatán, Campeche y Quintana Roo.