Actualmente vivimos atados al poder del dinero, si queremos “vivir mejor” debemos de trabajar arduamente por ello. Pero ¿Qué pasaría si rompemos las cadenas y nos preocupamos por ser felices?
Te damos algunos consejos financieros, donde se demuestra cómo la austeridad puede mejorar en la economía personal. Por austeridad nos referimos a dejar a un lado los lujos o materiales que realmente no necesitamos.
– Si dejamos de tener deudas dejamos de ser esclavos del banco. Tener deudas nos hace tener que trabajar para pagarlas. Si hemos despilfarrado comprando cosas que no necesitábamos a crédito nos convertimos en esclavos que tienen que trabajar para pagar su deuda. Con deudas no somos libres, sin deudas SÍ. ¡La austeridad es buena y libera!
– Al gastar menos podemos destinar ese dinero a crear un colchón ante imprevistos. De esa forma una avería del automóvil, una compra de un electrodoméstico caro o unos gastos médicos no serán una catástrofe. Viviremos de una forma mucho más tranquila a ese inconveniente o desgracia. Nuestra salud mental nos lo agradecerá.
– Podemos destinar el dinero que antes despilfarrábamos a invertir y crear un capital.
– Que el dinero trabaje para nosotros. Cuando hacemos esto dependemos menos de nuestro trabajo ya que obtenemos ganancias extras, que puede ser dividendos de empresas o ganancias de capital. Es decir, nuestro dinero acumulado va aumentando paulatinamente.
– Podemos comprar caprichos. No hemos comprado una cámara fotográfica o unos bonitos vestidos debiendo dinero al banco. Lo hemos comprado con nuestro esfuerzo, siendo austeros durante un tiempo, y esa austeridad merece su premio.
Se puede decir que la austeridad económica es como hacer una dieta de adelgazamiento. Sin embargo, el despilfarro es como morir de empacho. Una vez que la dieta ha cumplido su objetivo podremos comer pasteles de vez en cuando y sin abusar. A cambio tendremos mucha mejor salud y mucho mejor aspecto.
Fuente: Aprende a invertir