Romper con estos mitos pudiera ser la salida para muchos que se encuentran atrapados en su sistema.
Hoy en día, casi siempre que se recurre a un mecanismo para tratar las adicciones, especialmente el alcohol, pero no exclusivamente, se usa el método de Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, este método no es tan efectivo como se piensa y si bien ha ayudado a muchas personas a dejar de consumir alcohol, muchas veces lo ha hecho generando una dependencia ideológica, una nueva esclavitud mental. Esto al menos es lo que señalan los doctores Lance y Zachary Dodes, en un artículo para la revista Salon.
Al parecer, Alcohólicos Anónimos ha sido un instrumento propagandístico para difundir muchos mitos, su doctrina de los “doce pasos”, sus expresiones y su particular léxico han encontrado la forma de integrarse hasta confundirse con el saber popular, al punto en que muchas personas las confunden con hechos científicos. El problema es que muchos de los mitos que AA ha diseminado sobre la adicción pueden llegar a ser realmente destructivos, al promover ideas engañosas sobre lo que los adictos son, encerrándolos en una cárcel de ideas que les impide imaginar su vida de otra manera.
En su libro “La Sobria Verdad”, Lance y Zachary Dodes sugieren cinco mitos sobre la adicción que AA se ha encargado de difundir.
Mito #1: Debes “tocar fondo” para poder darte cuenta de tu problema.
Básicamente, la idea de este punto es que una vez que tocas fondo, el único camino que te queda es salir escalando desde las profundidades del abismo de la adicción. Por supuesto, no hay cómo definir dónde está el punto más bajo para cada quien, además de que esto coloca a la adicción en una escala medieval que habla del sufrimiento como un paso necesario para lograr la reivindicación. Entrar en conciencia de la adicción no tiene que ver necesariamente con un acto específico, ni con cargar una culpa que debe ser expiada, sino con ser capaz de verse atrapado en un espacio de desesperación que antes parecía invisible.
Mito #2: Debes abandonar tu voluntad para sentirte bien.
No es algo dicho tan explícitamente, pero en los principios de AA está implicada la idea de que hay que abandonarse a la voluntad de Dios. La adicción no es un problema del alma, sino de la mente, no se resuelve abandonando la propia voluntad y esperando que un poder más grande lo resuelva todo. Renunciar a la propia voluntad es aceptar que uno es incapaz de manejar la propia vida, cuando para pelear contra la adicción se necesita lo contrario: empoderarse, volver a poner las manos sobre el volante y el pie sobre el freno.
Mito #3: Llevar la cuenta de los días que llevas sobrio es algo útil.
En una reunión de AA, puedes preguntar a cualquier miembro cuánto lleva sin tomar y seguramente te dará la cuenta exacta de los días en que no ha probado una sola gota de alcohol. La idea es ver la sobriedad como algo que crece y se expande, ocupando la vida y desplazando la adicción. Pero este punto de vista tiene un lado oscuro: tomar un trago, incluso un solo sorbo, regresa la cuenta a cero, haciendo que se pierda todo lo ganado. Moralmente, resbalar se ve como un gran fracaso, cuando en realidad es algo muy común, pues la adicción se alimenta de experiencias traumáticas y emociones profundas que llevan tiempo para poder ser procesadas.
Una recaída puede ser incluso útil, si se convierte en una ventana para observar la naturaleza de la propia adicción. Si la sobriedad se ha roto en un momento particular, quizá debamos poner atención a ese momento y cavar hasta encontrar dónde es que la adicción tiene sus raíces.
Mito #4: Los adictos al alcohol son todos iguales: “alcohólicos”.
Esta es la idea básica del tratamiento de AA: un mismo método es válido para sacar a cualquiera de su adicción. En general, se busca dar una idea de comunidad a todos los que tienen un problema con el alcohol, pero al mismo tiempo diluye su individualidad en la identidad del grupo. La palabra alcohólico es reductiva, define a los adictos por su adicción haciéndolos pensar que son diferentes al resto de nosotros: la adicción no es algo que haces, es algo que eres.
La palabra ignora todas las variedades en que se puede presentar una adicción. Cada quién se vuelve adicto por una razón distinta. La adicción no es un simple problema físico, sino que es una estructura que se forma para sostener una psique quebrada. Ciertamente se puede aprender de la experiencia de cada persona, pero eso no quiere decir que los casos de los demás deban ser iguales al mío.
Mito #5: “Un día a la vez”.
El famoso lema resume la forma conductista en que AA piensa el comportamiento humano. Se pide a los miembros que no piensen a largo plazo. Esto es un eco de la idea de que la adicción es una fuerza innata que requiere ser contenida todo el tiempo. No hablan de una cura porque la adicción les es incomprensible, es algo a lo que deben resistirse. Sin embargo, visto así, todos los días son iguales, representan el mismo peligro.
Se piensa en los miembros como niños a los que hay que engañar para que puedan cumplir sus cometidos. Una metáfora apropiada para la abstinencia es la de aprender a tocar un instrumento: puedes empezar aprendiendo una nota a la vez, pero pronto se volverá un proceso cada vez más fácil. Si piensas en abandonar la adicción un día a la vez, esta se volverá un animal acechante y estarás todo el tiempo intentando predecir en qué momento atacará la urgencia. Es más fácil desconcertar a la urgencia mirando el horizonte y reconociendo que puedes escapar de su territorio.
En todo caso, más allá de la postura que se adopta en este libro, o de aquella que defiende el método de los 12 pasos, columna vertebral del programa AA, lo importante es reconocer que, como todo en la vida, hay distintas rutas para llegar a un mismo destino. En este plano, el combate puntual a una adicción, parece que, a fin de cuentas, lo fundamental es llegar a la meta.
Fuente: Pijamasurf.com