¿Qué fecha es “un día de estos”?, ese día nunca está marcado en nuestro calendario, pero sí en nuestra mente.
Cuando la pereza llega a nuestra vida, no lo hace sola. Llega con su fiel compañera: la procrastinación, esa que todo lo deja “para mañana”, esa que deja las cosas importantes para la última hora porque es más fácil aferrarse a la comodidad de la rutina. Y, en tanto, es terrible experimentar el incómodo cambio.
Entre el “debo hacerlo” y el “quiero hacerlo” hay un mundo de pretextos de diferencia, una serie de sabotajes y mentiras que nosotros mismos nos creemos. A veces esperamos a que llegue la motivación para comenzar a hacer las cosas, pero ¿qué tal si lo hacemos al revés? Sergio Huguet, psicólogo y terapeuta gestalt, miembro del equipo del Instituto de Terapia Gestalt de Valencia, España, señala que también “podemos actuar y permitir que aparezca la motivación”. Como también menciona, “esas tareas que aplazamos por pereza no son tan pesadas una vez puestas en acción, lo realmente pesado es tenerlas en la cabeza dando vueltas una y otra vez sin permitirnos pasar a la acción”.
Y otra máxima importante: “el placer que acompaña al trabajo pone en olvido a la fatiga de la pereza”. Si la pereza no tuviera consecuencias en nuestra vida personal y laboral, tal vez no tendría mucha importancia, pero la herencia que deja puede incluir desde problemas de salud y emocionales hasta económicos. Y hoy hablaremos de ellos: de sólo 7 gastos que gracias a la pereza, pueden, poco a poco, dejarte en la ruina:
1.- Membresías que no utilizas.
Esta situación aplica más para los gimnasios y clubes deportivos. El escenario es casi siempre el mismo: llega enero y con él, decenas de propósitos como hacer más ejercicio. Entonces pagas membresías. Segundo acto: no la aprovechas porque te vas de fiesta, te levantas tarde o mil pretextos que ya se te ocurrirán de último momento. Si ya adquiriste una membresía o pagaste por adelantado algún servicio, ¡comprométete y no pierdas más dinero!
2.- Consumo vampiro.
Esto es sencillo. ¿Qué te cuesta desconectar los aparatos que no estás utilizando?, ¿cuánto te tardas en apagar la luz? Nada, ¿verdad? Recuerda que los aparatos conectados siguen consumiendo energía aunque estén apagados. Así que desconecta tu televisor, celular, computadora, microondas, y otros cuando no los utilices.
3.- Cajero equivocado.
¿Por qué no caminar un poco más y sacar dinero del cajero automático de tu banco?, Sí, tal vez 30 o 40 pesos no se te hagan mucho o te parezcan inofensivos, pero de poco en poco, puedes vaciar tu cartera más rápido de lo que crees y ¿sabes por qué? Porque te puede generar un hábito (muy malo, por cierto). Mejor camina un poco más o, de plano, baja la app de tu banco y consulta los cajeros automáticos más cercanos. No hay pretexto.
4.- Comida, ese placer incontrolable.
La comida de la fonda, el café o ese licuado que te dio flojera preparar tienen un costo más alto en la calle. El chocolate, los dulces o el cigarro que se te antojaron no aportan mucho a tu bienestar y quitan más a tu cartera. ¿Por qué no mejor preparas tu comida en casa? Pruébalo y, además de ahorrar, quizá descubras al chef que llevas en ti.
5.- Cargo por pago retrasado.
Primero te endeudas, luego, no pagas o, en el mejor de los casos, simplemente se te olvida la fecha en que lo tienes que hacer. Si tu situación es la primera, primero pregúntate si de verdad necesitas lo que vas a comprar y comprométete a pagar. Si es la segunda, ¿qué te cuesta poner un recordatorio en tu celular?, ¿cuánto tiempo puedes perder al pagar tu tarjeta? Recuerda que no hacerlo a tiempo genera cargos adicionales e intereses que pueden hacer de las ofertas algo totalmente contrario y pagar cargos es una de las formas más absurdas de tirar tu dinero a la basura.
6.- Ignorar el mantenimiento del hogar.
Lo mismo. No te quita mucho dedicar un fin de semana a reparar esos rincones de tu hogar que te están pidiendo un poco de tu atención. Recuerda: te saldrá mucho más barato hoy que después cuando sea algo más grande. No lo subestimes.
7.- Levantarte tarde o no querer caminar.
Sí, esto también te afecta porque por las prisas o la flojera es más probable que termines pidiendo un taxi o un Uber que no sería necesario en un mundo paralelo. Prueba a hacer un poco de ejercicio y a levantarte a la hora que debes y verás cuánto ahorrarás por no pagar servicios que en realidad no necesitas.
Vía: Dineroenimagen.com