Si en estos momentos alguien te preguntara en qué es en lo que más gastas, ¿conocerías la respuesta? Dejando de lado renta, pago de servicios y despensa, a ti, ¿en qué se te va el sueldo? Y más que nada, ¿por qué se te va en eso?
El primer paso para tener finanzas sanas es conocer tu flujo de efectivo. Una vez al mes, o de ser posible, a la semana o incluso al día, siéntate a reflexionar sobre los gastos del día. ¿Era necesario ese café por la mañana? ¿La comida fuera? ¿El postre? Quizás nunca te has dado cuenta de los famosos “gastos hormiga” que tienes a diario, o quizás sí, pero ¿qué tal la inscripción al gimnasio al que nunca vas pero sigue cargándose a tu tarjeta de crédito? ¿O la costumbre de asistir todos los fines de semana al cine con el forzoso combo de palomitas y refresco? ¿Estás consciente de cuánto te cuesta al mes?
CLASIFICA TUS GASTOS.
Puedes hacerlo en un cuaderno, una hoja de excel, o alguna aplicación para tu tableta o celular. El punto es que lo hagas consciente. De esta manera, la próxima vez que te preguntes: “¿a dónde fue mi sueldo?” tendrás la respuesta. Hay que hacer el proceso de compra consciente.
La siguiente etapa es determinar de cuáles de estos gastos puedes prescindir. Quizás gastas mucho al mes en viajes, salidas con amigos, o suscripciones a revistas. Sin embargo, si este es un gusto importante para ti, es mucho más probable que te apegues a tu presupuesto si lo mantienes. ¿Quieres ahorrar? Entonces identifica otros hábitos que sí puedes cambiar y que no repercutirán tanto en tu estado de ánimo si dejaras de lado, como el café matutino, la ayuda doméstica, o ciertos productos gourmet que no son tan necesarios en tu despensa y que, de hecho, sólo compras para acumular en los estantes.
Fuente: Forbes.com