La alimentación de nuestro pueblo ha tenido grandes cambios al paso del tiempo, desde la época prehispánica hasta nuestros días.
Basados en la tradición oral de algunos viejos habitantes de las comunidades de habla náhuatl como Santa María Tecuanulco, San Juan Tezontla, San Miguel Tlaixpan, San Nicolás Tlaminca y otras, podemos deducir el tipo de alimentación de la época prehispánica en nuestra región.
En la época prehispánica la extensión del lago de Texcoco tenía más de 3300 km, por lo tanto era una fuente inagotable que proporcionaba alimento a todos los pueblos ribereños. Producía principalmente lo que nombran “pescadito”, que medía de 5 a 7 cm de largo y era de color blanco; acocil que es una especie de camarón de río muy pequeño, con una longitud de 2 a 2.5 cm, además de ranas y ajolotes. También proporcionaba el ahuautle, que es hueva de mosco que se deposita en plantas que crecen a la orilla del lago.
En cuanto al alimento más apreciado por ser fuente importante de proteínas, es sin duda el amaranto, aunque en realidad es un vegetal, también encontramos el gusano de maguey y los escamoles que son hueva de hormiga, éstos se consumían sólo en ciertas temporadas. En cuanto a los vegetales, tenían gran variedad que les permitía tener un balance en su alimentación y que han llegado hasta nuestros días como el huauzontle, espinaca, quelites, quintonil, berro, acelga, verdolaga y los más apreciados la malva y el nopal. Otro de los alimentos, base de la alimentación indígena fue el maíz. Todos éstos casi no se condimentaban, en la mayor parte de los casos se consumían cocidos, asados o tatemados.
El condimento que más se usaba y prácticamente el único que se conocía era la sal azteca o sal de tierra, se extraía del lago de Texcoco con el procedimiento de secado al sol. Esta sal todavía se llega a usar en mínimas cantidades porque se está perdiendo la técnica de producción artesanal; en el único lugar en que se puede encontrar es en Acuexcomac, situado a orillas del lago de Texcoco y perteneciente al municipio de Atenco, las características de esta sal es que no es dañina en ninguna forma, se puede tomar en grandes cantidades y no contiene yodo.
En cuanto al agua, se surtían de los manantiales o de los ríos, tomaban una bebida muy delicada que era a base de maíz machacado con agua, y en el mejor de los casos los más ricos bebían agua con cacao. Para la alimentación a base de carnes existieron varias fuentes de aprovisionamiento, como fueron el ixcuintli, tepetxcuintli, guajolote, palomas, codornices, tórtolas, cacomiztle, hurón, tuza y algunas especies de pájaros, todas estas carnes las asaban, las cocían y las hacían en tamal de maíz.
Como dato que consideramos poco común, diríamos que en algunos casos comían determinada variedad de víboras, tales como el cencuate al que le quitaban la piel y se lo comían asado o en tamal. Afirmamos esto por razón de que algunas comunidades situadas en las faldas del Tláloc, todavía preparan este tipo de alimento, a tal grado que esta especie de víbora tiende a desaparecer.
Todos sabemos que el pulque que ha llegado hasta nuestros días se consideraba como una bebida ritual, que solamente podrían beber los sacerdotes, era muy penado para quién tomara esta bebida y se emborrachara; en la época de Nezahualcóyotl estaba escrito en las leyes la prohibición de beber pulque o neutle.
El cambio surgido en nuestra alimentación, a partir de la llegada de los conquistadores españoles, fue convirtiéndola en forma paulatina en una alimentación que podemos llamar mestiza, por su combinación de lo europeo y lo mexicano, y que con los años se convirtió de acuerdo con las zonas de nuestro México en excelente comida regional de características propias.
Los conquistadores al llegar a México se tuvieron que adaptar a la alimentación que había, pero con los años se fueron imponiendo sus costumbres, en la que ellos demostraban inclinación por las carnes. En esta forma los alimentos se empezaron a condimentar con especímenes traídos de Europa y algunos de México, dando por resultado una alimentación que tenía como base sopa y guisado, agregándole el cierre a la comida con los frijoles. En actualidad, consumimos básicamente carnes y pocas verduras, teniendo como acompañantes principales la herencia prehispánica: la tortilla y el tamal.
Actualmente, Texcoco se considera turístico y se preparan platillos tradicionales de herencia eminentemente española como la barbacoa, las carnitas, el chicharrón; estos platillos aunque no son exclusivos del municipio se consideran típicos. También se acostumbra comer mixiotes de carnero, pollo, guajolote, conejo y de nopales combinados con cualquier carne, aderezados con chile verde o rojo y un poco de achiote.
La región texcocana fue pródiga tanto en la producción como en el consumo de pulque. En la actualidad el consumo ha bajado al mínimo, a causa de la invasión de las cervezas y bebidas derivadas de la uva y de la caña de azúcar. Dentro de nuestra cultura alimenticia no existe ningún alimento que esté prohibido, pero en cuanto al aprovisionamiento de nuestra alimentación histórica, creemos que se ha degenerado por haberse perdido el consumo de alimentos ricos en proteínas. ¹