Por Alberto Zanela.- De aquella mujer según comprometida con su municipio, la que asistió a prácticamente todas las colonias y poblaciones de Texcoco para solicitar el voto hace tres años con la bandera de ciudadana y no de política, queda muy poco; se va dejando acéfalo el Ayuntamiento.
Delfina Gómez Álvarez obtuvo el pasado 28 de enero la aceptación de Morena, un partido que no la llevó al cargo que ostentó como presidenta municipal, pero con el que ahora va en busca de carrera política en aras de contender por la diputación federal del Distrito XXXVIII.
Esa razón la llevó a solicitar ante el Cabildo la separación permanente del cargo mediante licencia, la cual obtuvo el 5 de marzo dejando sin cabeza la presidencia del municipio, dado que la suplente Jessica Teresa Aguilar Castillo declinó aceptar el cargo hasta su término, en diciembre de este año.
La presidenta chapulín, pues, repite la historia de Amado Acosta, aquel priísta que le antecedió con una gestión por demás sombría. Lo lamentable para Texcoco es que no logró ni siquiera acercarse a cumplir las expectativas que muchos ciudadanos tenían de ella.
Desde que ocupó el cargo, el diputado Higinio Martínez Miranda le vio potencial, al grado de estar detrás de ella en cada uno de los pasos que dio durante los más de dos años que estuvo al frente del Ayuntamiento, basta con ver su participación en numerosos actos públicos. Desde ahí se empezó a gestar la candidatura de Delfina Gómez Álvarez por la diputación federal que hoy busca.
Comenzó también el maquillaje al municipio. Durante el tiempo que duró en el cargo se invirtieron más de 58 millones 191 mil pesos en el reencarpetamiento de algunas calles, la sustitución de algunas banquetas y guarniciones, y la modernización de los espacios deportivos; las obras que más se ven y con las que se consiguen votos.
Lo malo fue que estos trabajos se concentraron sólo en la cabecera municipal, dejando sin posibilidades a los poblados aledaños. De 23 obras referentes a estos tres rubros, 15 se realizaron en la cabecera, 7 en La Trinidad y sólo una en La Magdalena Panoaya.
De estas 23 obras, sólo una fue mediante licitación pública, tres adjudicaciones directas y 19 invitaciones restringidas; cuyas adjudicaciones se concentraron en empresas como Pavimentos y Terracerías Delta, Demoledora y Terracerías Delta y Grupo Vazmi, a las que se otorgaron contratos millonarios; entre otras compañías.
Mención aparte tienen las instalaciones deportivas, ya que la única licitación que se hizo fue para otorgar un contrato de 7 millones 977 mil 676 pesos para modernizar la Unidad Deportiva Gustavo Baz (hoy Silverio Pérez), además de invertir 6 millones 110 mil 975 pesos en la rehabilitación del Estadio Municipal Claudio Suárez; así como la construcción de la Unidad Deportiva de Oriente en La Trinidad, con siete contratos que ascienden a 18 millones 968 mil 239 pesos.
Más allá de ver si era necesario o no meter dinero a esta infraestructura, que en muchos de los casos lo era, debe reconocerse la poca sensibilidad para llevar este tipo de beneficios a toda la población texcocana, no sólo a la que se concentra en la cabecera para así justificar el gasto público y de paso la permanencia, con el objetivo claro de ganar votos.
Hace falta un gobierno más sensible a la orientación adecuada de los recursos hacia obras de infraestructura relevantes que no solo sean para embellecer, sino que realmente traigan un beneficio a la población, a toda la población.
El problema del agua en muchas partes del municipio es preocupante por la escases y racionalización del líquido, la sustitución de drenaje y alcantarillado es una situación que apremia ante cada temporada de lluvias, la pavimentación de muchas calles de poblados texcocanos no puede continuar dejándose para después y seguir yendo en contra de la calidad de vida de sus habitantes o la creación de espacios adecuados para el comercio que se pretende reubicar.
Ahora se hizo una Alameda que está siendo sumamente criticada por algunos sectores de la población ante la falta de certeza sobre su utilización y sobre todo por el trascendido de la construcción de más de 900 casas contiguas a esta nueva obra. ¿Quién realmente considera que se requería erogar una buena cantidad de dinero público en una alameda?
Tenemos la oportunidad de oro de analizar perfectamente bien a nuestros próximos candidatos, no la desperdiciemos por promesas baratas o algunos obsequios. Texcoco requiere de un gobernante que no deje botado el cargo a la primera de cambio buscando sus intereses personales. Es ahora, pues, la oportunidad que tenemos para encontrarlo.