La conmemoración se instituyó desde 1918 en el entonces Distrito Federal y con los años se fue arraigando en todo el territorio nacional.
Una vez al año los mexicanos celebran a sus maestros, así lo han hecho desde 1918, año en que se celebró por primera vez el Día del Maestro el 15 de mayo en México. La fecha había sido elegida un año antes, cuando en el Congreso un grupo de legisladores comenzó a discutir la idea de homenajear al magisterio de nuestro país.
Fueron los diputados Benito Ramírez (Veracruz) y Enrique Viesca Lobatón (Coahuila) quienes presentaron el 27 de septiembre de 1917 en el pleno del Constituyente –unos meses atrás se había aprobado la Constitución que nos rige actualmente– un proyecto para la celebración.
A lo largo del siguiente mes, los legisladores discutieron los pormenores de la propuesta. Fue así que eligieron el 15 de mayo como la fecha ideal, además de especificar que esa jornada se suspendían las clases en todos los niveles educativos y era necesaria la organización de actividades culturales para promover el trabajo del magisterio.
Una de las cualidades del gremio educativo es estar en todas partes, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad. Históricamente la presencia de los maestros ha sido relevante para generar vínculos, valores, en la vida familiar y social y en la construcción de comunitaria.
La labor del maestro ha estado vinculada al desarrollo y transformación del país. En las comunidades, sobre todo rurales el maestro o maestra de la escuela se constituía en la figura principal, ya que normalmente pertenecía a la misma comunidad o se integraba igualitariamente, aprendían con la comunidad y la enseñanza la basaban en las necesidades y saberes de la misma.
En los últimos dos años el mundo está viviendo una pandemia debido al coronavirus COVID-19, las actividades de enseñanza- aprendizaje, que se han desarrollado bajo confinamiento obligando a docentes y a estudiantes a realizar sus actividades mediante el uso de la tecnología, lo que ha representado uno de los más grandes desafíos para todos, no sólo por el entorno hiperconectado en el cual se desarrollan muchos niños y jóvenes, sino también porque se convirtió en la única forma de trabajo en un período donde el aislamiento social es obligado.