El 10 de abril se conmemora el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, que fue asesinado en el año de 1919, en Chinameca, Morelos.
Fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución Mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México.
También conocido como el “Caudillo del Sur”, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. Fue ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México.
Emiliano Zapata nació en una familia terrateniente. Hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, tuvo seis hermanas y tres hermanos. A la edad de nueve años, Emiliano Zapata queda impactado al presenciar un despojo de campesinos por parte de grandes hacendados de la zona, cuestionado Gabriel por su hijo, le dice que no se puede hacer nada, a lo que Emiliano responde: “¿No se puede? Pues cuando sea grande, haré que se las devuelvan”.
A la edad de 30 años, se convirtió en dirigente agrario de Morelos, donde empezó a analizar documentos que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido negados por las Leyes de Reforma y participa en reuniones celebradas en Villa de Ayala, que después se convertirían en el Plan de Ayala, que suponía una reforma agraria radical, “La tierra es de quien la trabaja”.
Al proclamarse el Plan de San Luis, que marcaba el inicio de la Revolución, a Zapata le llama la atención el Artículo Tercero, que ofrecía la restitución de las tierras a sus legítimos propietarios; es así que entra en pláticas para la toma de armas junto con Pablo Torres Burgos, Rafael Merino y cerca de 60 campesinos.
Fue el 10 de abril de 1919 que Zapata fue engañado por Jesús Guajardo, haciéndolo creer que estaba descontento con Carranza y que quería unirse a él, ofrecerle armamento y municiones para continuar con su lucha. Así, en la Hacienda de Chinameca, Morelos, al cruzar el dintel, tiradores escondidos en las azoteas, abrieron fuego contra Zapata y su escolta de cien hombres.
Tras el asesinato de Emiliano Zapata, se convertiría en el propagador de la revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento del Ejército Libertador del Sur continuó, aunque con menos intensidad, hasta que sus últimos miembros se integraron al gobierno de Venustiano Carranza y el Plan de Agua Prieta.