La existencia del adrenocromo está entre el mito y la realidad, pero la forma de obtener esta droga implica actos atroces.
Aun después de todos los testimonios, estudios y documentales, es difícil afirmar categóricamente que el adrenocromo sea un hecho real, puesto que para comprobar su veracidad de primera mano habría que estar dispuesto a cosas atroces; sin embargo, ha servido como temática de diferentes manifestaciones artísticas, sobre todo de la cultura pop, entre otras corrientes.
Una muestra de ello es el lanzamiento de «Yummy» de Justin Bieber, misma que ha creado toda una teoría de conspiración a su alrededor que apunta a una red de pedofilia en la industria musical, el aprovechamiento de los menores y por supuesto, el uso del adrenocromo.No obstante, a pesar del sensacionalismo alrededor de esta droga, sus antecedentes históricos son de una naturaleza que va más allá de cualquier canción gótica o una película de yonkis. Te explicamos qué es el adrenocromo y cómo lo consiguen.
Sin temor a exagerar, desde tiempos remotos ha existido la costumbre del sacrificio ritual; satisfacer a los dioses por medio de ofrendas para así tener la gracia de sus favores. Estos sacrificios iban desde semillas hasta sangre animal o humana. Según diferentes culturas —la vikinga, por ejemplo— entre más grande era la petición a los dioses, el sacrificio debía ir acorde para una mayor seguridad del cumplimiento de ésta.
Las culturas fueron perfeccionando el sacrificio ritual para el adrenocromo hasta descubrir que, entre más asustada y estresada estuviera la víctima, más eficacia tenía la ceremonia; por tanto, los métodos de tortura, incluso el uso de ciertas drogas, evolucionaron generación tras generación hasta poder nombrar el ingrediente secreto: adrenalina.
Al notar los efectos de la adrenalina en el ser humano –puesto que al realizarse los rituales parte de la sangre era ingerida por quienes ofrecían el sacrificio–, inició cierta oleada de adictos al adrenocromo, que no es más que un compuesto generado de manera natural por el organismo; la sangre adrenalizada.
Es decir, cuando las víctimas de los sacrificios eran sometidas a torturas físicas y mentales, los oficiantes del ritual, con la experiencia y las costumbres heredadas, monitoreaban a la víctima para localizar el pico más alto de la adrenalina, entonces la asesinaban ya que la sangre estaba totalmente contaminada por la hormona y así podían beberla y experimentar sus efectos.
Actualmente, para un consumo más puro es extraída directamente de las glándulas suprarrenales (arriba de los riñones), las arterias principales o la médula espinal. Una persona produce aproximadamente 10 cc de adrenocromo. Aunque ya son muy pocas las culturas que siguen llevando a cabo sacrificios humanos, esta costumbre pasó a manos de cultos y sectas formados por miembros de élite social –como los Illuminati–, quienes disfrazan estos sacrificios de eventos sociales exclusivos.
Existe toda una subcultura que afirma que el adrenocromo es real y que se puede conseguir de manera clandestina por la deep web a precios estratosféricos. Sin embargo, como se dice al principio de este texto, averiguarlo de primera mano significaría estar dispuesto a someter a otro ser humano, primero a torturas horribles, para después darle muerte. Y aunque dichos testimonios afirman que sus efectos no tienen comparación (alucinaciones, euforia, incremento de los sentidos, de la energía y de la fuerza) esta droga va mucho más allá de cualquier viaje de ácido.
En tanto se sigan creando mitos alrededor de esta droga, habrá gente dispuesta a todo con tal de probarla, lo cual acarreará dos cuestiones; la primera, que caigan en manos de charlatanes y estafadores; la segunda, que se aventuren, de manera cruel e ignorante, a generar ellos mismos el adrenocromo, no importa cuál sea, los resultados siempre serán trágicos.
Fuente: Culturacolectiva.com