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NO TODO ES MERCADOTECNIA, EL ORIGEN DEL DÍA DE LAS MADRES

Algunos atribuyen la celebración del Día de la Madre a una estrategia de mercadotecnia, la realidad es que su origen tuvo un sentido muy diferente.

Las celebraciones por el día de la madre se iniciaron en la Grecia antigua, en las festividades en honor a Rhea, la madre de Jupiter, Neptuno y Plutón.

El origen del actual Día de la Madre se remonta al siglo XVII, en Inglaterra. En ese tiempo, debido a la pobreza, una forma de trabajar era emplearse en las grandes casas o palacios, donde también se daba techo y comida. Un domingo del año, denominado «Domingo de la Madre», a los siervos y empleados se les daba el día libre para que fueran a visitar a sus madres. Aunque algunos colonos ingleses en América conservaron la tradición del británico “Domingo de las Madres”, en Estados Unidos la primera celebración pública del Día de la Madre se realizó en el otoño de 1872, en Boston, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe (creadora del «Himno a la república»).

En 1914, el Presidente Estadounidense Woodrow Wilson firmó la proclamación del Día de la Madre como fiesta nacional, que debía ser celebrada el segundo domingo del mes de mayo. La primera celebración oficial tuvo lugar un día 10 de mayo, por lo que este día fue adoptado por muchos otros países del mundo como la fecha del «Día de las Madres».

Fue en 1922 cuando Rafael Alducín, periodista poblano, emulando la tradición estadounidense, instauró el 10 de mayo como el día para celebrar a la madre, pues para él homenajear a las mamás era necesario. De este modo, la convocatoria para institucionalizar el Día de las Madres fue lanzada en las páginas del diario, que Rafael Alducín dirigía, el 13 de abril de 1922 y como consecuencia, el 10 de mayo de 1922 festejó por primera vez en México a las madres. Diez años más tarde, el presidente Manuel Ávila Camacho colocaría la primera piedra del Monumento a la Madre en la Ciudad de México, donde también una placa dicta «A la que nos amó antes de conocernos».

En México, los aztecas ya honraban la maternidad. 

A la madre de Huitzilopochtli. Honrar la maternidad también fue característica de las culturas que poblaron Mesoamérica antes de la Conquista. Una de ellas, la azteca, rendía culto a la madre de su dios Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli, que según era representada por la luna.

La mitología cuenta que durante la creación del mundo fue muerta a manos de las estrellas, que celosas, le quitaron la vida para que no diera a luz a su hijo Huitzilopochtli, quien representaba al sol, sin embargo, éste sí pudo nacer, venciendo a las tinieblas. Los indígenas rendían especial tributo a esta diosa y dedicaron a ella hermosas esculturas en oro y plata, que no sólo revelan profundo sentido artístico sino la importancia tan grande que ellos concedían a la maternidad.

El más representativo de estos rituales era el celebrado a mediados de la primavera, en el cerro del Tepeyac, con el fin de honrar a la madre de los dioses, Tonantzin, cuyo nombre significa «nuestra madre venerable».

Los festejos a la maternidad entre los aztecas eran de carácter sacro. Peregrinar desde distintos puntos del antiguo México para honrar a Tonatzin, era un acto de comunión cósmica y una ceremonia de reconocimiento a la propia madre.

Tonatzin, como dice la historiadora Bibiana Dueñas, «era “la Madrecita”, y tenía por mayor atributo la vida; ella la daba. De allí su importancia y su fuerza más grande, era el elemento vital de la sangre y, por lo tanto, también la guerra y la muerte eran sus atributos. En las fiestas se le invocaba como «madre de las divinidades, de los rostros y los corazones humanos».