Parece que en nuestra época vivimos obsesionados con hacer bien las cosas, lo que sea que eso signifique.
Una de las frases favoritas de Internet es: “lo has hecho mal toda la vida”, “lo estás haciendo mal”, “lo hemos hecho mal siempre”, etc., referido éste a acciones que el ser humano ha realizado de cierta manera durante buena parte de su historia pero que, según algún inteligente redactor, se ha hecho también de la peor forma posible.
En general, muchos de estos contenidos aluden a acciones simples y cotidianas (e incluso un poco banales) como doblar una camisa, tomar un baño, comer pastillas para el mal aliento o cortar pepinos; otras pueden tener el beneficio de la duda en tanto que no hay una manera “correcta” de hacerlo –por ejemplo, criar un hijo, amar, tener relaciones sexuales (no podía faltar) o, si ya estamos en eso, incluso vivir. Otras rayan en lo improbable (seguir la dieta paleolítica), lo absurdo (no sólo has preparado mal una bruschetta toda tu vida, además ni siquiera has sido capaz de pronunciar la palabra como se debe), lo increíble (si has ejercido la guerra psicológica, seguramente lo has hecho mal) y lo francamente inclasificable (según este artículo del New York Times, orquestas, solistas y músicos amateurs han interpretado mal la música de George Gershwin durante los últimos 70 años).
Si las cosas que hacemos, dicen siempre algo más –de nosotros mismos, de nuestra cultura, del momento histórico y subjetivo en que nos encontramos– este pequeño motivo nos sugiere algo en lo que quizá valga la pena detenerse.
Parece ser que en nuestra época estamos obsesionados con hacer “bien” todo. Creemos que existe la forma correcta lo mismo para exprimir un limón que para amar a una persona, dos acciones que se encuentran en los extremos del arco pero que, desde cierta perspectiva, somos capaces de situar en el mismo registro. Buscamos afanosamente ese procedimiento adecuado y, en consecuencia, dejamos de probar, de intentar, de equivocarnos, de aprender por nosotros mismos y, lo más importante de todo: dejamos de encontrar nuestra propia forma de hacer las cosas. La verdad es que al intentar hacer todo bien, lo estamos haciendo muy mal.
Twitter del autor: @saturnesco
Vía: Pijamasurf.com