Una de las cumbres más altas y cercanas a los municipios de Chiautla, Chiconcuac y Texcoco es el cerro de las promesas.
El nombre original del Cerro de las Promesas es Cerro Azteca. Este último nombre proviene de la historia que cuenta que en el mes de octubre al amanecer se puede apreciar el rostro de un guerrero azteca.
Cambió su nombre en 1956, con la construcción de una capilla en honor a la Virgen de Fátima por órdenes de un párroco portugués de nombre Asterio Urbano Esteves. Éste comunicó al pueblo de San Antonio Tepetitlán que la virgen le había pedido que en la cima de ese cerro le construyera una capilla, y el párroco prometió que traería desde Portugal una imagen de la Virgen para colocarla en este sitio. Así, derivado de aquella promesa, al cerro se le dio el nombre que hoy lleva.
El hecho de subir a la cima es muy popular, por el reto que ello significa, la convivencia con amigos o familiares y también existe un motivo religioso, para ello están asignadas dos fechas al año: 13 de mayo y 13 de octubre, donde se conmemora la aparición de la Virgen de Fátima a unos niños pastores en un monte de Argentina, sin embargo estas dos fechas no son suficientes, por lo que a diario “el Azteca” recibe visitas.
En las dos fechas antes mencionadas se realizan actividades tales como: una noche antes de la fecha indicada y del siguiente domingo se encienden pequeñas latas con combustible alrededor de las letras pintadas en cal que dicen “PROMESAS”, espectáculo que puede apreciarse varios kilómetros al sur del cerro; el día de la fiesta se rezan rosarios y es oficiada una misa, al término de la cual uno puede disfrutar de la verbena popular y clima de fiesta en la pequeña plaza situada a un costado de la capilla.
En otro orden de ideas, El Azteca es considerado un centro de poder descubierto por los Acolhuas, habitantes de esta región desde hace aproximadamente tres mil años. Como todos los centros de poder, el azteca acumula energía todos los días y la libera a las personas que la necesitan; con la energía positiva las personas pueden superar sus dificultades.
De acuerdo al profesor Julio Víctores, la eficacia del rito radica en nosotros, en la decisión de cómo enfrentar la vida. Considera los siguientes aspectos:
- Se lleva a cabo la aceptación del compromiso con uno mismo, es decir “se promete” subir algún día determinado.
- A una distancia entre 1 o 2 km. Antes de llegar a las faldas se debe prescindir de todo tipo de vehículo de transporte. Se trata de separarnos de la comunidad, de la gente, de la electricidad, del ruido; la primera separación. En esta etapa es posible conversar con los acompañantes, pensar en otras personas, no en uno mismo; posteriormente habrá que permanecer en silencio.
- Una vez que el camino se torna empinado (faldas), es el momento de pensar en uno mismo, de lo considerado como malo en actitudes, de lo que desee cambiar o afirmar. Segunda separación.
- Cuando se llega a la división de caminos tendremos que tomar una decisión importante, es el momento de descansar, no antes. La división de caminos originalmente no existía, la única opción de subir era de frente, de esta forma es bastante cansado y requiere de un esfuerzo físico mayor, pero sobretodo de mucha determinación. La otra forma de subir es de lado o acostada y desde el nombre nos remite a la posición más placentera que posee el ser humano.
- Es muy recomendable subir sin descansar, ya que no se trata de llegar lo más pronto que se pueda, sino de llegar preparado a la cima. Para lograr este objetivo tenemos muchos aliados y podemos lograrlo si:
- Miramos sólo el camino próximo a nosotros (ver dónde pisamos)
- Dar un paso a la vez (administrar el esfuerzo físico)
- Apoyarse en la naturaleza (agradecer la vida de los animales, las plantas, las rocas que pisamos, el viento, etc.)
- Evitar en lo posible mirar hacia arriba (estar en el presente y actuar en él)
- Negarse a la tentación de voltear hacia atrás para admirar el paisaje (todo llega a su debido tiempo).
- Con la cumbre a nuestros pies se puede proseguir de dos maneras:
- Católica: persignarse, rezar un padre nuestro y dos aves marías.
- Saludar (mirar) los puntos cardinales (norte, sur este y oeste)
- Ahora descanse lo necesario, admire el paisaje. Elija un lugar de estancia según su propósito:
- NORTE: Esta vista nos fortalece a nivel interior, ayuda en cuestiones personales. Desde nuestra posición (en pie, sentado o acostado) y con los ojos cerrados, invocamos apoyo con nuestras propias palabras.
- SUR: Al situarnos en este lugar lo hacemos para pedir por alguien más, ajeno a nosotros (parientes, amigos, etc.)
- ESTE: este punto no necesita acción o posición corporal específica, como tampoco ideas o pensamientos en especial, sólo recibimos la energía del centro de poder.
- OESTE: La pequeña plaza se encuentra en esta orientación debido a que en ella ofrecemos nuestra energía, la cual se acumula también al centro de poder para que éste siga funcionando.
El tiempo de estancia posterior a estas actividades es libre, todo concluye con una nueva oración o saludo en la capilla.
Fuentes: Experiencia.edomex.gob.mx, Juliovictores.blogspot.com. Fotografías: Taras Shark, Soniamadrigal.com