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SAL DE TU ZONA DE CONFORT CON ESTAS 5 CLAVES

Se llama «zona de confort» a un espacio imaginario en el que nos encontramos a gusto: la vida a la que estamos acostumbrados, nuestra rutina de todos los días, el mundo que conocemos…

La zona de confort no es un lugar, sino que es un conjunto de sitios, situaciones y costumbres que conocemos y en las que nos sentimos a gusto, no necesariamente porque las hayamos elegido, sino porque ya sabemos cómo actuar con respecto a ellas.

Luego de leer esta explicación, tal vez te preguntarás, entonces, porqué hablamos de salir de ella si parece tan placentera. El problema es que, dentro de nuestra zona de confort, perdemos la oportunidad de vivir, aprender y explorar experiencias que estén más allá de ella. Si quieres salir de tu zona de confort, para encontrarte con un mundo nuevo, disfrutar de nuevas experiencias y conocer personas nuevas; estas claves serán un muy buen comienzo.

1. Enfrenta tu resistencia al cambio.

Ninguna persona puede hacer nada bien si no está completamente motivado. Mientras solo veas lo cómodo que estás, y no tengas en claro cuáles serían los beneficios de atreverte a ir más lejos, no conseguirás alejarte de tu zona de comodidad.

Piensa en aquellos proyectos que te motivan: ¿qué aventura te gustaría emprender? Realiza una lista de los sueños que siempre has tenido, aunque te parezcan descabellados: viajar por el mundo, estudiar algo nuevo, hacer una obra de arte… ¿Qué es lo que siempre has querido?

Pero eso no es suficiente, porque seguramente, ante el primer obstáculo, una voz en tu mente te dirá: «no tienes porqué hacerlo». Entonces, deberás dar el siguiente paso.  Esa «voz interior» que te dice: «no tengo por qué hacer esto ahora» es, en realidad, una resistencia al cambio. Saber que existe es la primera forma de enfrentarla. Cuando aparezca, respóndele con todos los motivos que tienes para salir, crecer y aprender cosas nuevas.

2. Hoy es el momento adecuado.

Esperar el «momento perfecto» para hacer algo nuevo es una consecuencia de un miedo muy profundo: el miedo al fracaso. Todos tenemos miedo de intentar emprender nuestros sueños porque no queremos enfrentarnos a que no salgan bien. Pero, ¿qué puede cambiar si seguimos esperando? Tal vez nada, o peor: en un momento puede que sea tarde. Para comenzar a materializar un sueño, el mejor momento siempre es lo más temprano posible.

3. No pongas condiciones. 

Decir: «comenzaré cuando…» es una manera de auto-engañarnos para aplazar lo que sabemos que tenemos que hacer. La mayoría de las veces, si esa condición se cumple, encontraremos una excusa nueva. Si lo que te está deteniendo es una razón del tipo: «comenzaré cuando termine mi carrera», «comenzaré cuando tenga estabilidad económica» o «comenzaré cuando me haya mudado», piénsalo de nuevo. Te será aun más difícil salir de tu zona de confort si has avanzado otro escalón dentro de ella.

4. Tu sueño es para tí. 

«No es para mí» es otra de las grandes excusas de la mente para ocultar un miedo. En este caso, es un miedo relacionado al ego, y tiene que ver con descubrir que realmente no éramos capaces de lograrlo. Si esta excusa te impide alcanzar un sueño, tienes que trabajar en levantar tu autoestima.

Por otra parte, para salir de la zona de confort es clave atreverse a probar cosas nuevas: si dices «esto no es para mí», es posiblemente porque no lo has probado. ¿Alguna vez te pasó que comenzaste un deporte o una actividad por obligación, y luego lo terminaste amando? De eso se trata salir de la zona de confort.

Una excelente idea es comenzar por realizar cualquier actividad que nunca hayas hecho: inscribirte en un deporte o en un curso de arte o de cocina; o ve a ver un espectáculo de un estilo de música que nunca hayas escuchado con atención.  Si te abres a probar cosas nuevas, cada vez te animarás a hacerlo con algo más desafiante.

5. «No sé como hacerlo» no es una excusa. 

Si tu obstáculo es que crees que no sabes lo que tienes que hacer para llevar adelante tu sueño, también te estás engañando. En primer lugar, nadie nace sabiendo cómo hacer nada, y muchos finalmente lo logran. ¿Por qué, entonces, no podrías aprenderlo tú?

Plantéate tu sueño como un aprendizaje: si dices, por ejemplo: «mi sueño es plantar la huerta más grande del mundo», y te quedas en que no sabes cómo comenzar un cultivo, posiblemente nunca harás nada. En cambio, si dices: «mi sueño es aprender cómo hacer una huerta magnífica», te encontrarás con que el primer paso es tan simple como buscar en Internet cómo sembrar algún vegetal en casa; o preguntarle a un amigo, o anotarte en un curso, ¡y tu sueño ya estará en marcha!