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LA LEY DE LA ATRACCIÓN

Atraer el amor, el dinero, la suerte… ¿Piensas que es posible? Es muy posible que ya hayas oído hablar de la “ley de la atracción”, y si bien es cierto que el tema no es nuevo.

Pensar que nada ocurre por casualidad y que en el universo existen unas fuerzas de las que todos formamos parte, es algo común en muchas culturas. No obstante, con la “La Ley de Atracción” damos un paso más allá para dar prioridad a ese pensamiento capaz de atraer aquello que deseamos.

Dentro de este enfoque, hay que dejar claro que no se habla de “magia” sino de energía, de un poder magnético capaz de atraer fuerzas iguales. Si yo “pienso en positivo”, si yo focalizo mi atención en conseguir algo determinado, ejerceré toda una serie de “vibraciones” para que ello ocurra. Sabemos que es una perspectiva que a muchos, les cuesta de aceptar, y que hará que más de uno arquee una ceja de puro escepticismo.

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EJES A TENER EN CUENTA SOBRE “LA LEY DE LA ATRACCIÓN”.

Empezaremos introduciéndote en los pilares que sustentan esta idea, al leerlos seguro que encontrarás alguna incongruencia, en especial desde el momento en que se intenta relacionar esta perspectiva de linea más bien espiritual con las leyes físicas. No obstante, antes de darnos tu opinión, vale la pena conocer sus principales ideas:

  • Hemos de partir de que el universo entero está concebido y se sustenta desde el amor. El ser humano es noble por naturaleza, y el amor es uno de nuestros máximos poderes.
  • Si nosotros nos centramos en nuestras emociones negativas, aferrándonos al resentimiento, el rencor o la pesadumbre, lo más probable es que acabemos recibiendo lo mismo que pensamos.
  • Al pensar en “La Ley de la Atracción”, seguro que te habrá venido la clásica idea de: “¿si yo deseo con todas mis fuerzas ser rico, lograré atraer la riqueza?”. Bien, la riqueza y la abundancia requiere una clara preparación mental y personal: saber lo que uno quiere tener, la clara convicción de que vamos a alcanzarlo, focalizar nuestra vida en ese propósito y estar abierto, por su puesto, a recibirlo. Así pues, el deseo no se queda en la “inmovilidad”, sino también hay acción.
  • Son muchos los que explican la “Ley de la atracción” desde la perspectiva de la física cuántica. Hemos de entender que desde esta tendencia, el pensamiento es energía. Y la energía puede a su vez alterar y modificar la energía que nos envuelve. Algo positivo atraerá la energía positiva. Si somos negativos, obtendremos los mismos aspectos que nosotros mismos proyectamos.

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CONSIDERACIONES A TENER EN CUENTA. 

Analicemos ahora de forma objetiva la “Ley de la atracción”. Dejando a un lado los temas energéticos y las vibraciones del universo, está claro que el pensamiento y nuestra propia motivación ya es un arma de poder.

En esta vida compleja, a veces inesperada e indomable, nadie puede controlar muchos de los aspectos que nos rodean. Podemos empezar por las propias relaciones humanas, en ocasiones tan variables que es como avanzar por arenas movedizas. Muchas veces el amor entre una pareja no es bastante para que se mantenga, y en otras ocasiones, amistades de toda una vida se rompen por una insignificancia.

Es muy adecuado tener propósitos, nada es más saludable y poderoso que tener ilusiones, deseos, esperanzas y proyectos firmes por los cuales luchar. No obstante, nada es seguro, de ahí que también debamos estar preparados para la adversidad, para el fracaso, para la pérdida.

¿Significa esto que no hemos aplicado de modo eficaz la ley de la atracción? En absoluto, la vida en ocasiones no es fácil, y no siempre nos trae lo que deseábamos. No obstante, lo más importante de todo este proceso vital, es el aprendizaje. Aprender de los errores y de los triunfos. La “Ley de la atracción” puede ser muy positiva para mucha gente, si con ella se promueve la necesidad de ser positivos, de luchar por aquello que deseamos, de tener una mente abierta, y de confiar en nosotros mismos.

No obstante, esta teoría carece de base científica, es una creencia interior, es una actitud que da fuerzas y esperanzas, no cabe duda. Y así que ahora dinos… ¿cuál es tu opinión?

Vía: Supercurioso.com

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