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Falsos mitos sobre nuestros antepasados

La imagen que tenemos de nuestros antepasados más antiguos está llena de falsos mitos, fruto en gran parte de las películas ambientadas en aquella época.

Ni la sociedad era misógina, ni eran tan tontos ni tan salvajes, ni hay eslabones perdidos en la cadena evolutiva. Acompáñanos a repasar y derrocar esos mitos que, especialmente debido al cine, se han construido alrededor de nuestros ancestros.

La mujer en casa, el hombre de caza.

Durante siglos la sociedad ha seguido ese esquema, pero hace miles de años la situación era justo al contrario. Hace dos millones de años, en la época del Australopithecus, eran las mujeres las que se alejaban de su territorio de origen mientras los hombres pasaban allí toda la vida. Los investigadores de Colorado Boulder llegaron a esta conclusión tras analizar sus dentaduras.

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Los cánones de belleza actuales no tienen nada que ver con los de entonces. Las venus que se han encontrado de la prehistoria muestran a unas mujeres de grandes atributos, con los senos, el trasero y los labios vaginales extremadamente grandes.

Los neandertales eran unos salvajes.

Cazar, comer y reproducirse. Este sería el día a día de los neandertales, unos seres tan peludos como un simio según muchos mitos. Pero una vez más la realidad nos dice que no eran salvajes, lo que se demuestra con las herramientas que se han encontrado de aquella época o por los adornos corporales que han llegado hasta nuestros días, lo que desmonta la imagen de ese ser salvaje.

No tenían sentimientos.

Aunque tenemos la imagen del troglodita salvaje que solo piensa en sí mismo, en Atapuerca (Burgos, España) se encontraron los restos de un «anciano» de 45 años de hace medio millón de años que desmonta esta teoría. Este varón sufría enfermedades que le impedían caminar erguido o cazar, así que el resto de miembros de su grupo, cazadores nómadas, tuvo que ayudarlo para que siguiese con vida y alcanzara una edad muy poco habitual en la época.

Cerebros minúsculos.

Siempre se ha especulado con que los hombres de las cavernas tenían un cerebro mucho más pequeño que el nuestro, pero la realidad dice que el cerebro humano prácticamente no ha evolucionado en los últimos 100.000 años. La única diferencia es el entorno social, ya que los problemas de nuestro día a día no tienen nada que ver con los mamuts que amenazaban entonces a nuestros antepasados.

El eslabón perdido.

Realmente no tendríamos que hablar de un eslabón perdido (el que va del Australopithecus al Homo Habilis), sino de varios eslabones entre los restos que se han encontrado. Sin embargo, la evolución no fue instantánea sino que es progresiva así que parece una quimera encontrar todos los eslabones perdidos de la cadena evolutiva.

Ni dinosaurios ni monstruos gigantes.

Todo el mundo ha visto alguna película donde los cavernícolas peleaban con dinosaurios o animales gigantes. Sin embargo, sabemos que los dinosaurios se extinguieron millones de años antes de que el primer ser humano pisara la Tierra así que es imposible que coincidieran. Tampoco hay evidencias de que los animales gigantes fueran una amenaza para ellos, especialmente cuando los cangrejos o tortugas que aparecen en la pantalla son vegetarianos.