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Estas son las 8 drogas legales más adictivas

No son distribuidas por narcotraficantes, sino por farmacéuticas al alcance de la mano en mostradores o pasillos de supermercados. 

Muchas de las drogas más adictivas que existen no son ilegales y aunque estas drogas sean perfectamente legales, y puedan tener ciertos beneficios, son más peligrosas justo porque la gente se abandona al «buen juicio» de la ciencia médica y se deja llevar alegremente por sus efectos, creyendo ingenuamente que «las medicinas sólo sirven para curar». Estas son las 8 drogas legales más adictivas.

1. Alcohol.

El alcohol es igual de adictivo, o más, que cualquier droga ilegal. Quizá no sea tan adictivo como la heroína o el cristal, pero “aunque en sí mismo no es tremendamente adictivo, el alcohol es un enorme problema porque demasiada gente lo utiliza de una forma dañina”, señala el Dr. Andrew Kolodny, un experto en adicciones de la Phoenix House Foundation de Nueva York. Los problemas empiezan cuando se pasa de 4 tragos en una noche, de 14 tragos en una semana.

Irse de juerga regularmente puede fácilmente llevar a la adicción. Algunas personas se vuelven adictas inmediatamente, pero para la mayoría de las personas toma un buen tiempo llegar al punto de tropezar y empezar a rodar cuesta abajo.

2. Nicotina.

Una de las drogas legales más accesibles y adictivas es la nicotina. La mayoría de la gente se engancha con sólo fumar un par de veces. Muy pocas personas son capaces de fumar ocasionalmente sin volverse adictos.

Ya sea que fumes cigarrillos, puros o masques tabaco, una vez que eres adicto a la nicotina dejarla puede volverse extremadamente difícil. A diferencia de los alcohólicos que dejan de beber de golpe, los fumadores tienen a su alcance toda una variedad de métodos que les dan la ilusión de estar dejando el hábito, pero que pocas veces funcionan. La mayoría de los exfumadores recaen.

3. Opiáceos.

Los analgésicos opiáceos, tales como el Vicodin, el OxyContin, el Percocet y la morfina, han creado una rápida catástrofe en Estados Unidos. Las prescripciones para estos analgésicos altamente adictivos, que básicamente te dan bajas dosis de heroína, han aumentado de manera impresionante desde principios de la década del 2000.

Kolodny señala que son muy buenos para tratar fuertes dolores en el corto plazo, como romperse muchos huesos en un accidente automovilístico. Al principio causan un efecto de euforia, pero si no los dejas en los primeros días la adicción se vuelve inevitable. El cuerpo se acostumbra y ansía cantidades cada vez más grandes de opiáceos para mantener su efecto. Antes de que te des cuenta, tienes que seguir tomándolos para evitar sentirte mal físicamente, lo que los hace muy difíciles de dejar. 

Algunas alternativas no adictivas a los opiáceos pueden ser el Ibuprofeno, el Tylenol, y el naproxeno.

4. Benzodiacepinas.

Las benzodiacepinas, entre las que se incluyen medicamentos como el Xanax, el Klonopin y el Valium, han sido también altamente recetadas durante los últimos años. Normalmente son utilizadas para tratar ansiedad severa y ataques de pánico, pero son tomadas muchas veces por personas que realmente no las necesitan. Su efecto puede ser similar al efecto sedante el alcohol, pero con la ansiedad y la necesidad de aumentar la dosis que provocan los opiáceos.

La dependencia física es especialmente severa. Mientras que el síndrome de abstinencia de los opiáceos no amenaza tu vida, dejar las benzodiacepinas puede ser mortal. El efecto es similar a dejar el alcohol, puedes caer en estado de delirium tremens o te puede dar un paro cardiaco. 

5. Medicamentos para tratar el TDAH.

El uso de estimulantes como el Ritalin, el Adderall o el Concerta, supuestamente usados para tratar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), ha crecido mucho durante la última década. Estas drogas se han vuelto un grave problema, sobre todo entre preparatorianos y universitarios, porque piensan que los ayuda a estudiar mejor. Pero incluso profesionistas que nunca han sido recetados los buscan para darle un impulso extra a sus carreras.

Estos medicamentos pueden causar alucinaciones y acelerar el ritmo cardiaco, y mientras más los consumas mayores son los problemas. Tomar altas dosis por largo tiempo puede provocar fuertes efectos psicológicos como paranoia, obsesividad, insomnio y arrancarse la piel. Dejarlos es menos difícil que dejar los opiáceos o el alcohol, pero el proceso hace que la gente se deprima al punto de querer suicidarse.

6. Ambien.

El Ambien es un medicamento muy efectivo para mandarte a dormir, pero es muy fácil volverte dependiente después de algunos días de uso. Una vez que empiezas a tomarlo regularmente es casi imposible poder dormir sin tomarlo. Si lo tomas por semanas, meses o años, puedes llevar a tu cuerpo a un estado de insomnio que durará semanas.

También ha habido muchos reportes de pacientes en Ambien que se lanzan de sus autos a la mitad de la noche y despiertan en salas de emergencia sin recuerdo alguno de lo sucedido. Este medicamento era usado habitualmente por Heath Ledger, aunque no se encontraba en el cóctel de sustancias que lo llevaron a la muerte.

7. Jarabe para la tos.

Si tu doctor te receta algún fuerte jarabe para atacar la bronquitis, la sinusitis o la fiebre del heno, ten cuidado. Estos jarabes contienen codeína, un opiáceo al que fácilmente puedes quedar enganchado. Incluso puede llegar a ser letal si se consume en cantidades elevadas. Esta es la droga que mandó a Lil Wayne al hospital y que la policía encontró en casa de Justin Bieber.

Asegúrate de no exceder las dosis recomendadas y nunca las mezcles con alcohol, pues además de codeína este jarabe contiene un fuerte antihistamínico llamado prometazina, y la mezcla codeína-prometazina-alcohol puede conducirte a un paro respiratorio.

8. Esteroides anabólicos.

Los esteroides anabólicos, que son variaciones sintéticas de la testosterona, son prescritos legalmente para tratar los efectos secundarios causados por bajos niveles de testosterona y para ayudar a ganar masa muscular en personas que se enfrentan a serias enfermedades como el cáncer y el SIDA. Sin embargo, son frecuentemente utilizadas por individuos sanos que quieren aumentar su volumen muscular.

Y sí, son adictivos. Los esteroides no van a elevarte, pero sí se meten con la química cerebral. Usarlos continuamente puede causar cambios continuos de ánimo, irritabilidad, paranoia y agresividad. Además, dañan los riñones, el hígado y el corazón. Incluso si nunca has pensado en tomar esteroides, te los puedes encontrar en productos enmascarados como suplementos alimenticios.

Fuente: Pijamasurf.com