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ESTAS SITUACIONES “ROBAN” TU ENERGÍA

La mayoría de las personas conoce la angustiante sensación de sentir, durante varios días seguidos, que no tienen energía para nada. 

Hay que ser cuidadosos con esas situaciones, tanto si tú las sufres como si le está pasando a un ser querido, porque no tener ganas de nada puede ser uno de los síntomas de la depresión. Pero también, en otros casos, puede ser el resultado de situaciones que están «robándose tu energía». Pensamientos obsesivos, relaciones tóxicas o esfuerzos desgastantes por resolver algo sin solución son algunas de las causas más comunes de no tener energía para nada. ¿Qué te está robando la energía y cómo enfocarla en donde te hace bien?

Tareas que no quieres hacer. Muchas veces, una tarea que no te gusta para nada puede ser percibida por la mente como si requiriera toda la energía disponible, y dejarte sin ganas de hacer nada más. Aunque te lleve solo un día por semana, como tomar una clase que no quieres tomar, o unos minutos al día, encargarte de una responsabilidad del trabajo o de la casa, una tarea que odias puede ser terrible. Si puedes, intenta delegarla o eliminarla, y si no, haz consciente que esa actividad está quitándote la energía para no dedicarle más de la que merece.

Personas o relaciones tóxicas. No hay mucho que decir acerca de esto. Simplemente que no deberías emplear tu tiempo y tu energía en pensar ni en discutir con personas que no te hacen bien.

Promesas incumplidas. Todas las tareas pendientes quitan energía porque inviertes tiempo en pensar en que no las haz completado todavía, pero no en terminarlas. Si tienes algo pendiente porque lo prometiste a un amigo o a ti mismo, no esperes más y hazlo ahora. Te sentirás mucho más libre y aliviado luego.

Falta de descanso. Si necesitas descansar, descansa. Será más efectivo y satisfactorio si retrasas las tareas que no quieres realizar y las haces cuando te sientas bien, que si te fuerzas a trabajar cuando estás agotado y no puedes terminar nada.

Quejas. Es quizás la clave más importante para la vida: el tiempo que inviertes en quejarte, gástalo en transformar lo que te molesta en algo mejor.

Desorden. El desorden exterior se refleja en el interior. Si el espacio en el que vives, descansas o trabajas está desordenado y lleno de objetos que no deberían estar ahí, te sentirás agobiado y cansado. Invierte una mañana de domingo en ordenar la casa y desechar todo lo que ya no sirve y observa como todo parece más fácil.

Salud desatendida. Cuando te sientes cansado muchas veces es una señal de tu cuerpo para evitar una crisis peor. Si no tienes energía detente a pensar si te estás alimentando bien, si no tienes algún otro síntoma, y cuánto hace que no te haces un chequeo para saber que todo está bien.

Situaciones que te sobrecargan. ¿En qué estás invirtiendo esa energía que dices no tener? Muchas veces una acción cargada de buenas intenciones, como ayudar a un amigo o familiar que no está pasando un buen momento, puede ser demasiado para una sola persona e impedirte ocuparte también de ti mismo. Cuando lo necesites, pide ayuda, ya sea a un amigo, a la familia o a un profesional.

Rencores. El resentimiento y el enojo son sentimientos negativos en los que no tiene sentido gastar tu tiempo y tu energía. Perdona y deja espacio en tu alma y en tu mente para que nuevas experiencias lleguen.

Resistencias. Nada te quita más energía que resistirte a lo inevitable o intentar impedir una situación que pasará de todos modos. ACEPTA con serenidad lo que la vida tiene preparado para ti.